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Actualizado: 11 de junio de 2025


A pesar de su distracción, fijábase en sus toses, recomendándole remedios fantásticos imaginados por él; se inquietaba por los progresos de la enfermedad, temblando ante la idea de que la muerte le arrebatase su único auditorio. Iba dando a conocer a Luna toda la música que había estudiado durante su ausencia.

Bastante más tarde, con previas toses y resonar de pies, entró Antoñona en el despacho diciendo: ¡Vaya una plática larga! Este sermón que ha predicado el colegial no ha sido el de las siete palabras, sino que ha estado a punto de ser el de las cuarenta horas. Tiempo es ya de que te vayas, don Luis. Son cerca de las dos de la mañana. Bien está dijo Pepita , se irá al momento.

El silencio era a la sazón la necesidad más apremiante que sentían los vecinos de Nieva allí congregados. El menor ruido era considerado como acto sedicioso y castigado inmediatamente con un chicheo amenazador. Estaban prohibidas las toses y los estornudos, y con penas más aflictivas aún la risa y las conversaciones. Se sudaba muchísimo, aunque la noche no era de las más templadas de otoño.

Sólo turbaban el recogimiento de los devotos el llanto de los niños cansados y las toses de los viejos asmáticos: nadie, por fortuna, se fijaba en el mirar incesante de las mujeres a los hombres, ni en la postura irreligiosa de un mozuelo que, apoyado en un confesionario, devoraba con los ojos a la novia.

Ciertas toses rebeldes é irritantes pueden por lo menos ser paliadas por árnica, y mas de una bronquitis; los mismos catarros crónicos se han modificado ventajosamente por este medicamento; pero donde ha sido mas eficaz es en las laringitis crónicas y por irritacion, y en algunas coqueluches. Arnica, en fin, casi siempre está indicada en el delirium tremens ó corea alcohólica.

Deliberaban los solicitantes para el buen orden del cortejo, y uno tras otro iban a sentarse al lado de la atlota hablando con ella los minutos marcados. Si alguno, enardecido por la conversación, se olvidaba de los compañeros, dejando pasar el tiempo, éstos se lo advertían con toses, miradas furiosas y palabras de amenaza.

Por eso sentí en el alma que se acabara aquel originalísimo «discreteo». Y se acabó por acudir Mari Pepa a mi tío que tosía y se quejaba, mientras Lituca, a la vez que escuchaba los quejidos y las toses, me mandaba callar poniendo un dedín muy mono sobre la boca, y llegaba Facia a recoger los mendrugos y levantar los manteles de la mesa.

Algunas toses significativas de los oficiales, que se sentaban enfrente, le paralizaron de pronto. Pero no se corrió ni mucho menos. Era incapaz de avergonzarse por nada. El que quedó amoscado y se puso muy serio y ceñudo fue el alférez. Cuando el banquete daba a su fin, algunos caballeros, favorecidos de las musas, se levantaron a brindar en verso o cosa parecida.

Si estuviésemos en invierno, nada te diría. Toses demasiado para pasar la noche abajo. Pero en verano, la catedral es el sitio más fresco de Toledo. ¡Las grandes noches! Y cuando llegue el mal tiempo ya te buscaremos otra colocación mejor. eres de confianza, aunque algo ligero de cabeza; de una familia honrada y conocida, que es lo que se pide. ¿Aceptas...?

Al fin, extendiendo el brazo en forma académica hacia la puerta, exclamó con énfasis, como quien se encuentra ya en pleno discurso: ¡Cerrad ese cancel! Las puertas se cerraron lentamente, como si nadie las tocara. Los fieles se fueron acomodando en su sitio. Durante un rato se oyeron muchas toses.

Palabra del Dia

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