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Actualizado: 30 de junio de 2025
Francisco de Rioja le dedicó una silva, y en ella aprueba su conducta en versos que parecen hechos para censurar la insana pasión de la malva. Véase lo que dice Rioja: ¡Oh, como es error vano fatigarse por ver los resplandores de un ardiente tirano, que impío roba a las flores el lustre, el aliento y los colores! Todas las plantas tienen, en suma, sus veleidades, sus odios, sus amores.
«Alzóse en su patria soberbio tirano, De libres la senda mostrónos su mano Y heróico el primero por ella cruzó. Y justos principios alzando en su espada Llevó el estandarte de santa cruzada Que en rota y victoria seis veces se vió.
Pocos días después, el 10 de noviembre, destacábase una horca frente a la capilla de Tungasuca; y el altivo español, vestido de uniforme y acompañado de un sacerdote que lo exhortaba a morir cristianamente, oyó al pregonero estas palabras: Esta es la justicia que don José Gabriel I, por la gracia de Dios, Inca, rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y continente de los mares del Sur, duque y señor de los Amazonas y del gran Paititi, manda hacer en la persona de Antonio de Arriaga por tirano, alevoso, enemigo de Dios y sus ministros, corruptor y falsario.
El genio de Moreto, por decirlo así, ha resuelto el problema histórico, que ofrecían los juicios contradictorios de los cronistas y de los poetas al tratar de este Soberano, porque en El inflexible justiciero nos hace ver también al tirano sanguinario é implacable.
Clara le miró partir, y aquel hombre, que le había inspirado tanto miedo, que había sido siempre un tirano para ella, le pareció un ángel tutelar que la abandonaba en tales momentos. Sintió impulsos de correr á abrazarle para salir con él; le miró en silencio, y cuando se hubo marchado observó á las tres viejas con terror, y dos lágrimas de desconsuelo y angustia corrieron por sus mejillas.
Don Juan María Gutierrez, que escribió la interesante biografía que precede á esa coleccion, dijo con este motivo: Sobre la tumba sangrienta Que abrió el plomo del tirano, Donde reposa un hermano Que me dió la sociedad, Derramaron ya las flores De poética armonía, Vates de la patria mia, Bardos de la libertad.
Los príncipes no son señores de vidas y haciendas; apenas se halla tirano, amable o no amable, que pueda disponer de la fortuna pública para proteger a los poetas y literatos; y lo más natural es que éstos se hagan pagar por el público su trabajo; porque no se ha de confundir por ningún estilo el antiguo patrocinio de los príncipes con lo que hoy se llama protección oficial.
En la primera, una injusticia todavía se puede atribuir á un solo hombre, al gobernante movido por pasiones privadas, y muerto el tirano, el ofendido se reconcilia con el Gobierno de su nación.
De la cara patria, nuestras mismas manos Osaron el pecho sagrado romper, Y por castigarnos, al cielo le plugo Hacer que marchemos uncidos al yugo Que oscuro tirano nos quiso imponer.
El pueblo sosegó de aquel bullicio, Y piden que dé fé un escribano Como Mendieta cede de su oficio Que aquesto dicen ser á todo sano. Nuestro Rey lo tendrá por gran servicio; El pueblo dice que este es un tirano; Hágase aquí de todo buen proceso, Y vaya este traidor á España preso.
Palabra del Dia
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