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Jaime, sumido en la existencia monótona de una isla tranquila, conociendo sus ascendientes uno a uno, sabiendo el origen y la historia de todo cuanto le rodeaba objetos, ropas, muebles y de aquella casa que parecía tener un alma, podía darse cuenta de esta tiranía mejor que los demás. ; los muertos mandan.

La historia de la tiranía de Rosas es la más solemne, la más sublime y la más triste página de la especie humana, tanto para los pueblos que de ella han sido víctimas, como para las naciones, Gobiernos y políticos europeos o americanos que han sido actores en el drama o testigos interesados.

Era el único que podía burlarse de la tiranía de los Brull, sin que esto le impidiese la entrada en el Casino del partido, donde los jóvenes admiraban sus chistes y sus trajes estrambóticos. Rafael le quería, aunque su trato con él no fuese muy íntimo. Entre la gente solemne y conservadora que le rodeaba, aparecíasele el barbero como el único hombre con quien podía hablar. Casi era un artista.

Las mujeres triunfaron tal vez para siempre al apoderarse de la fuerza. Las palabras de Popito hicieron que Ra-Ra saliese de su abstracción. Tomó un aspecto de inspirado, de conductor de muchedumbres, una actitud heroica, que contrastaba con sus vestiduras femeniles. Nuestro triunfo llega dijo con voz sorda . Están contados los días de la tiranía de las mujeres. Anoche recibí grandes noticias.

No me conocéis, os aseguro que no me conocéis. Comparen la tiranía de esos chupones que les embargaron el estudio y os dejaron en cueros vivos; comparen eso, digo, con mi generosidad, y con este corazón tierno que me ha dado Dios.... Soy tan bueno, tan bueno, que yo mismo me tengo que alabar y darme las gracias por el bien que hago. Pues verán qué golpe. Miren....»

Así fué lo que hemos convenido en llamar la Verdadera Revolución, tan distinta en sus resultados á las revoluciones hechas por los hombres. Pero la muerte de la tiranía masculina no era suficiente.

Por las mañanas, cuando se lavaba al aire libre, desnudo de cintura arriba, producían admiración los costurones y profundas cicatrices que constelaban su cuerpo, recuerdos, según él, de heroicos combates por mar y tierra contra la tiranía de las aduanas.

Orgulloso, intolerante, destituyó de sus destinos á los árabes y te sujetó por completo al dominio de sus soldados. Ejerció sobre una tiranía insoportable: te injurió, te oprimió, arrojó con desden sobre tu frente los restos de tu antiguo imperio.

Tal era para Miranda el resultado físico: el moral era un anhelo de reposo y bienestar egoísta, esa regularidad del hábito, esa tiranía de la costumbre que se impone en la edad madura, y que mueve a tener como desdicha irreparable el que la comida o el sueño se retrasen media hora más de lo ordinario.

Pero si allí la civilizacion está muy atrasada respecto de otras sociedades europeas, no hay que pensar por eso que España no progresa. Cuatro siglos de tiranía, intolerancia y errores inauditos, han dejado atras á un pueblo que, si hubiera sido gobernado como Inglaterra desde 1688, sería hoy el primer pueblo del mundo.