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Actualizado: 21 de julio de 2025
Porque en Tucumán el cupido o el sátiro no estaba ocioso. Agrádale una jovencita, la habla y la propone llevarla a San Juan. Imagináos lo que una pobre niña podría contestar a esta deshonrosa proposición hecha por un tigre.
¡Corre! dice, lanzando un grito de alegría salvaje. Pero Gertrudis permanece inmóvil. Paralizada por el espanto, lo mira fijamente. Con un salto de tigre, el joven se abalanza sobre ella, la toma en sus brazos, la aprieta contra él; ella cierra los ojos, respirando con dificultad.
Es lo cierto que lo he pagado muy bien: me cuesta cuatro mil buenos francos de menos en mi bolsa. ¡Ya lo creo, señora! Mi carruaje de gala no me costó menos de cinco mil francos, contando el cuero de tigre para los pies, que él solo me costó quinientos.
Con fantásticos y vistosos trajes, naires de la India, montados en el cuello de aquellos gigantescos cuadrúpedos, los iban dirigiendo. Después aparecía lo más espantoso de aquella pompa. Montado en un soberbio alazán de Persia iba un domador de Ormuz, que llevaba a las ancas, en el mismo caballo y casi abrazado con él, un tigre domesticado.
Entonces, yo creía despertar de un sueño, y me encontraba solo con mi amigo el capitán de barco, orgulloso de mí, como el que exhibe un tigre aprisionado. ¡Infame! exclamó Blasillo.
Esta dama empequeñecida por los años, gorda y de mejillas rojas y brillantes como manzanas, ha cazado el tigre en Asia, el hipopótamo y el león en África, tiene un yate que es casi un trasatlántico, en el que ha vivido años enteros, y no encuentra en toda la superficie del globo un lugar que tiente su curiosidad.
Aquí en estos bosques no hay peligro ninguno prosiguió Barragán . Pero si usted caminase por algunos de América ya podría usted ir con más cuidadito. A lo mejor salta el tigre o se tropieza con los bandidos... Barragán al proferir estas palabras dio un paso hacia Elena. Esta se puso más pálida aún y sin saber lo que decía con voz alterada exclamó: ¡Haga usted el favor!
Y se puso a dar vueltas como un tigre por la estancia, vomitando injurias y blasfemias. Al cabo de un rato se detuvo delante de su hija, y le preguntó, más con la vista que con las palabras, algo. La joven bajó la cabeza ruborizada e hizo un signo negativo. Bien... De todos modos, has perdido la honra en la población. Es menester que ese infame no se ría de ti... ¿Estamos?
Desde entonces estoy fabricado con algo muy duro: soy de acero, soy de bronce. «Sólo puedes contar conmigo, pobrecito le dije al pequeño . No tienes a nadie más en el mundo, pero yo trabajaré por ti». Fui tímido y flojo para defender a la madre; pero el chiquitín me dio una fiereza de tigre... Esta segunda parte de mi vida la conoce usted mejor que la otra.
Facundo vuela a la ciudad, y al amanecer del día siguiente estaba como el tigre en acecho, con sus cañones e infantes; todo, empero, quedó muy en breve terminado, y mil quinientos cadáveres patentizaron la rabia de los vencidos y la firmeza de los vencedores. Sucedieron en estos días de sangre dos hechos que siguen después repitiéndose.
Palabra del Dia
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