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La adoración de la rosquilla formada con los dedos no la mortificó tanto como otros días. El gusto de conjurar aquel gran peligro y de librarse de acreedor tan antipático, no le permitía fijarse en exterioridades más o menos cargantes. Abreviando la sesión lo más posible, se despidió. ¡Las humillaciones de aquel día la tenían tan nerviosa...!

Con estas ingeniosidades, aquel buen cristiano se aplacó, y como al poco rato vino la marquesa, se encerraron las tres en el Camón y estuvieron picoteando todo el día, cortando, midiendo, probando, deshaciendo y volviendo a probar, lo dicho por Rosalía resultó tan verosímil como la verdad.

Ella sólo aceptaba entrevistas en lugares públicos, y al mismo tiempo sentía miedo á la curiosidad de la gente. ¡Si Margarita quisiera ir á su estudio, de tan dulces recuerdos!... No; á tu casa no repuso ella con apresuramiento . No puedo olvidar el último día que estuve allí. Pero Julio insistió, adivinando en su firme negativa el agrietamiento de una primera vacilación. ¿Dónde estarían mejor?

Su rasgo fue tan espontáneo, su dolor tan verdadero, tan profundo su olvido de todo lo que la rodeaba, que mi corazón se oprimió de dolor y los ojos de algunos se llenaron de lágrimas. La criada y los amigos se esforzaban por levantarla y llevársela; pero ella se agarraba al ataúd con sus manitas crispadas, y el tiempo urgía.

No; me haría mal; ¡uf!... estoy muy agitado... qué calor tan espantoso... ¡Si creía que no llegábamos nunca! Siéntate aquí, mientras te traen el almuerzo. ¡Apúrese, José! Y cuenta, ¿qué ha pasado?...

La promoción de un sitio web es tan importante como su creación, si no más. Una empresa debe estar dispuesta a dedicar por lo menos tanto tiempo y a gastar tanto dinero para promocionar su sitio como para crearlo. El programa Global Reach ayuda a promover un sitio en países de habla no inglesa para llegar a un público más amplio... y conseguir más ventas.

Hija mía dijo la anciana cuando estuvieron solas , ¿qué no sería que se casase contigo don Federico y que fueses así la señá médica, la más feliz de las mujeres, con ese hombre que es un San Luis Gonzaga, que sabe tanto, que toca tan bien la flauta y gana tan buenos cuartos?

El tío Pelusa, así llamaban a mi padrastro, era tan irascible y avariento como la que le había tomado por esposo. Sin embargo, aún pasé algunos años resignada siendo medio bestia de carga, medio puerca-cenicienta, hasta que al llegar Inesilla, mi hermanastra, a la edad de las travesuras desplegó tanta perversidad para conmigo, que comencé a pensar en el porvenir que me esperaba.

Vaya respondió el cura, usted exagera las cosas... ¿No soy yo una vencida?... Sin embargo replicó el cura mientras la abuela se enjugaba una lágrima, no hay que ver las cosas tan negras... Podría usted ganar una enfermedad del estómago añadió intentando una broma. Tengo ya tan malo el corazón... murmuré apoyando la cabeza en el respaldo de la butaca. Siento rencor por la sociedad entera.

Su camisa, de rayas coloradas, parecía la bandera de los Estados Unidos; y para recalcar más su facha americana, llevaba una joya en la corbata y una cadena de reloj interminable, que le daba muchas vueltas de una parte a otra del pecho. Los pantalones eran tan cortos, que al sentarse se le veía media pierna. Allí venía bien decir que el difunto era más chico.