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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Grande era la afliccion de Doña Juana al ver en tan inminente peligro su vida, pero Dios quiso pudiesen arribar en el puerto de Toorlan, en Inglaterra, despues de haber caminado por término de mas de dos horas, luchando con los embravecidos oleajes que un momento mas los hubiera sumergido en lo profundo de los mares.
En el ejemplo presente, el cuerpo no podia caer sin remover la coluna; y debia caer por necesidad en cuanto se la removiese; pero la causa de la caída no está en la remocion sino en la gravedad, como lo manifiesta el que si el cuerpo que se hallaba sobre la coluna hubiese tenido una gravedad específica igual á la del flúido en que se hallaba sumergido, la remocion de la coluna no le habria hecho caer.
Hice una pirueta y le dije con aire sentencioso: Tío, quien quiere el fin pone los medios. Siempre cumplí la promesa que hice al cura, y le escribía con puntualidad dos veces por semana. Esta costumbre le pareció tan dulce y halagadora, que cuando interrumpí de golpe la regularidad de nuestra correspondencia, quedó sumergido en inquietudes y tristeza.
Este idiota, sumergido en su gloria, no lo entendía: y si le entendía, se negaba á obedecerle. La voz del príncipe fué cayendo con una lentitud temblorosa sobre la cabeza que estaba debajo. ¡Spadoni, pianista de los demonios! ¡La última! dijo el músico. Cuando dejó de tallar muchos respiraron, satisfechos de que terminase un juego que parecía un maleficio.
En su tribulación sin nombre, permanecía silenciosa, esperando que él hablase; pero en vano; y el trayecto bastante corto de la Avenida Gabriel a la Avenida de Alma, se pasó sin que una palabra se hubiera cambiado entre ellos. Juana, sin embargo, empezaba a despejar su espíritu, naturalmente valeroso, del caos de sentimientos en que la primera sorpresa la había sumergido.
Que habiéndoles Caribdis sumergido, Las vidas y haciendas trabucaron, Y aquellos, que mejor les fué en la féria, Aun lloran todavia su miseria. El Salto ya me está gran priesa dando, Diciendo este lugar ser propio suyo: Y yo, solo en lo estar imaginando, De miedo, y de pensarlo de mí huyo.
Vió el asunto perdido, al menos por aquel lado, y no quiso prolongar más el doble martirio. Don Fadrique inclinó la cabeza y salió de la sala harto apesadumbrado. Apenas se vió en la antesala, bajó la escalera, abrió la puerta del zaguán y se lanzó á la calle, respirando con delicia el ambiente, como quien se está ahogando y logra sacar la cabeza del agua en que se hallaba sumergido.
La sombra de la duda se alzó en mí como un espectro; y creí oirla echándome en cara la facilidad con que sucumbia al recuerdo de mis antiguas creencias. Continué el viaje siendo presa de la misma inquietud, sumergido por completo en la melancolía.
Acostose Navarro, y sumergido en el lecho con el rebozo de las sábanas en la boca, sin mostrar de su persona más que media cara y tres dedos de una mano, habló a su hermano de este modo: Natural era que se supiese ya en Navarra y aun en toda España la resistencia que hallé en Iturralde, la sublevación de Sarasa, y por último, la concentración de todas las fuerzas de este país bajo mi mando.
Se cogió entre los dedos el labio inferior, y moviendo la cabeza y hundiendo la barba en el pecho, metía los ojos debajo de las cejas. «En fin..., yo hablaré con Rodríguez... Es amigo mío..., buena persona. ¡Dos mil quinientos! murmuró la joven ensimismada en sus cálculos, como un calenturiento sumergido en el doloroso caos de su estupor febril. Veremos... Quizás se pueda...
Palabra del Dia
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