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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Y cuando me despierto, mientras me desperezo un poco y recapitulo sobre lo que he de hacer durante el día, oigo un reloj que suena las diez en el piso de al lado, y después otro en el piso de abajo, y luego otro en el piso de arriba. Y mi reloj, este reloj pequeñito que tú conoces, va marchando sobre la mesilla en un tic-tac suave. Como es ya tarde ¡las diez! , me echo de la cama y abro el balcón.
En el coro de Amor con voz Sirena Corazones atraes, vidas encantas, Nise divina, con dulzuras tantas, Que reduces á gloria lo que es pena. Suspendida no canta Filomena, La suavidad oyendo con que cantas, Y á las métricas voces que levantas, El céfiro en los árboles no suena. El arroyo entre flores detenido, Al dulce quiebro de tu acorde lira, Queda en florido tálamo dormido.
Las reflexiones sanas que impulsan al culpable a censurarse interiormente no acuden con bastante energía, aun en el aire más puro y ante las mejores lecciones del cielo y de la tierra. ¿Cómo era posible que esas delicadas mensajeras de alas blancas pudieran llegar hasta la celda emocionada del corazón de aquella mujer, celda habitada sólo por recuerdos tan poco nobles como los de una moza de posada que sueña en su paraíso de antaño con sus cintas color de rosa y con las bromas de los señores?
Siente el alma, dolorida por fiebre que la consume, sutil y vago perfume, que al descanso la convida; y al quedar adormecida por el agua saltadora, que susurra arrulladora, dejos de ardientes caricias, sueña con locas delicias de las que alegran la vida.
A proa de la fragata suena un cañonazo... ¡Las rompientes, las rompientes!... Todo concluyó: no hay más esperanza, va derecha a la costa... El capitán desciende a su camarote... Al cabo de un momento, ocupa nuevamente su puesto en la toldilla con uniforme de gala... Ha querido engalanarse para morir.
Estas agitaciones apasionadas, la hacen partidaria de la unidad, del poder y la disciplina silenciosa de una monarquía patriarcal, en la cual sueña. Damos aquí sus reflexiones sin juzgarlas. Un hijo, en religión y en política, podrá tener los sentimientos de su madre, pero no sus dogmas.
¿A quién pediría socorro? «Deogracias» gritó llamando al portero. Felizmente, el portero estaba en la esquina de la calle de la Paz hablando con un conductor del coche-correo, y al punto oyó la voz de su señorita. En cuatro trancos se puso a su lado. «Deogracias... eso... que ahí suena... mira a ver...» dijo la señorita temblando y pálida.
La vista no percibe lo que de un modo ú otro no está iluminado; el oido no percibe lo que no suena, ni el paladar lo que no sabe, ni el olfato lo que no huele, ni el tacto lo que no es ó caliente ó frio, seco ó húmedo, duro ó blando, sólido ó líquido, etc. etc.; y sin embargo nada de esto es la extension; ni nada de esto en particular, es necesario para que sea percibida la extension, pues que de todas estas calidades la encontramos á cada paso separada, sin dejar de ser perceptible.
Mi querido amigo, dijo el magistrado; todo eso es pura novela y no realidad. Usted sueña despierto. Eso pasará. Pero permítame usted decirle que si por una gran casualidad consiguiera reunir pruebas suficientes de lo que dice, podría jactarse de producir una sensación extraordinaria.
Mi señor, ansi se suena, Que la mercancia es buena. Si es limosna? Si será. Vamos. Tú, Aurelio, procura Tu partida, y ten cuidado De aquello que me has jurado. Crezca el cielo tu ventura. Gracias te doy, eterno Rey del cielo, Que tan sin merecerlo has permitido Que por la mano de quien mas temia, Tanto bien, tanta gloria me ha venido. Entra FRANCISCO cautivo, y luego los otros tres.
Palabra del Dia
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