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Dejemos á un historiador árabe , cuya autorizada voz suena hoy por primera vez en nuestro idioma vulgar, referir la meritoria reforma de este Sultan. «Lo primero que hizo Al-hakem, luego que sucedió en el Califato, fué ocuparse en aumentar y hermosear la mezquita Aljama de Córdoba.

Es singular esta Francisca... Mi destino empieza a dibujarse... Voy a él confiada y dichosa, creyendo al fin en la felicidad de la mujer en posesión de un marido amado y de unos hijos queridos... ¡Qué camino recorrido en pocas semanas!... No he podido menos de hacérselo observar a la de Ribert, cuya indulgencia conozco. Es el momento psicológico, Magdalena... Esa hora suena para todas...

Un pensamiento instantáneo acaba de cruzar por su mente. Sube al escabel, descuelga los viejos vestidos y las botas que penden de lo alto de la gruta. Un bolsillo de monedas suena en los gregüescos. Cuando hubo cambiado el sayal por aquellas ropas de otro tiempo y ceñido la espada, salió de la cueva y se puso a errar en la noche.

Óyelos con atención. Soy toda oídos. El conde Enrique leyó de esta suerte: ¿Dónde te escondes, hermosa mía, que no consiguen verte mis ojos, Como te sueña mi fantasía, Llena de gracia, libre de enojos? Ven do el kokila dulce gorjea, Do presta el loto su aroma al viento, Ven que mi anhelo verte desea Y comprenderte mi entendimiento.

Sancho, que a todo estaba presente, dijo, meneando la cabeza a una parte y a otra: ¡Ay señor, señor, y cómo hay más mal en el aldegüela que se suena, con perdón sea dicho de las tocadas honradas! ¿Qué mal puede haber en ninguna aldea, ni en todas las ciudades del mundo, que pueda sonarse en menoscabo mío, villano?

FURRIER. Que luego, al punto, mande hacer alojamiento para treinta hombres de armas, que llegarán aquí dentro de media hora, y aun antes, que ya suena la trompeta. Y adiós. BENITO. Yo apostaré que los envía el sabio Tontonelo. CHANFALLA. No hay tal; que esta es una compañía de caballos, que estaba alojada dos leguas de aquí.

Mientras se vive aquí en Toledo, se sueña con la gloria, con empresas arriesgadas, con batallas gigantescas y triunfos ruidosos. Pero cuando con las dos estrellas en la manga se va a un regimiento, lo primero que sale a recibirles en la puerta del cuartel, casi antes que el saludo del centinela, es la realidad fea y antipática.

Más vale morir por hambre... Pero alto allá, Mercado hijo, gente suena... Principiaremos las lástimas por si ablandamos la dureza de algunos de estos hombres de pedernal. , hermano, respondió Mercado, pasos se sienten, y no haría mal en repetir la retahila.

De pronto, los dos instrumentos enmudecieron... pasó un minuto, y el mismo silencio; pasaron dos, tres minutos... ¿Se habrá ido ya? pensó misia Gregoria, ya no suena esa vocecita de flautín, que me arañaba el oído. Bernardino tampoco resuella. ¿A que ha cedido el muy mandria? ¡Y yo que me estoy aquí hecha una papanatas!

Aquí en Francia tienen á Clemente de Chartres y algunos otros artífices de mérito, dedicados á esta misma clase de trabajos. Pero ¿oís? Ya suena otra vez el clarín bélico para recordarnos que vivimos bajo la mano férrea del conquistador y no en las regiones donde impera el arte. Señal es esa también para nosotros, dijo Gualtero al oir el toque de los clarines.