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Actualizado: 10 de julio de 2025


El rei Flavio Recesvinto tambien quiso poner la mano en el remedio de los males que por los judíos ocultos con las apariencias de cristianos continuamente i á la sorda, se recibian en las tierras de sus dominios; pero en esta empresa no quiso caminar por nueva senda, sino seguir las pisadas de sus predecesores.

Y como doña Clorinda era ahora adversaria implacable de Alicia, y Atilio admitía ciegamente las ideas y caprichos de «la Generala», una sorda animosidad empezó á surgir entre los dos hombres, que hasta entonces se habían tratado con amable indiferencia. ¡Las mujeres! murmuraba Toledo al observar este odio progresivo . Bien decía el príncipe...

¡Quisiera creerlo! dijo Sorege con voz sorda. Tiene usted menos sencillez de espírtu ó menos indulgencia que el señor de Tragomer, porque él admite la inocencia de su amigo. El conde inclinó la cabeza con tristeza. Tragomer tiene muchas razones para querer que Jacobo sea inocente; por eso afirma lo que desea... ¿Qué razón es puede tener que usted no tenga?

No, no... ¡Ya la hora fatal ha llegado, trovador! Manrique, partamos ya, no perdamos un instante. DENTRO. ¡Ay! LEONOR. Esa voz penetrante... ¡Si no fuera tiempo ya! Despacio viene la muerte, que está sorda a mi clamor; para quien morir desea despacio viene, por Días. ¡Ay! Adiós, Leonor, Leonor.

Aquel olor singular de la catedral, que no se parecía a ningún otro, olor fresco y de una voluptuosidad íntima, le llegaba al alma, le parecía música sorda que penetraba en el corazón sin pasar por los oídos. «¡Ay si renaciera la fe! ¡Si ella pudiese llorar como una Magdalena a los pies de Jesús!».

En vano habló á gritos para que le entendiese esta mujer que parecía sorda y muda, concentrando toda su vida en la mirada. ¿Qué ocurre, señora?... Yo he enviado el dinero. ¿No ha visto usted á ño Juanito? Pero un estallido de maldiciones le cortó la palabra, haciendo huir á la visión.

Pero no estaba bastante lejos para que no llegasen hasta él los aires de un vals, cubriendo por momentos la voz sorda de la marea creciente. El ritmo de aquella turbadora música de baile se imponía a su espíritu enfermo y lo aniquilaba.

¡Es necesario! insistió Francisco con mayor energía. Había en su acento algo tan imperativo que ya no resistió más. Venga usted murmuró con sorda resignación.

En aquellos tiempos era demasiado tímido para pensar así, no porque no lo creyese en el fondo, sino porque no tenía confianza en mismo para afirmar mis ideas categóricamente. El no saber vivir como los demás me producía una sorda cólera, una indignación frenética. Me sentía como una rueda de reloj suelta que no engrana con otra.

Cabesang Tales y yo nos reuniremos en la ciudad y nos apoderaremos de ella, y usted en los arrabales ocupará los puentes, se hará fuerte, estará dispuesto á venir en nuestra ayuda y pasará á cuchillo no solo á la contrarevolucion, ¡sino á todos los varones que se nieguen á seguir con las armas! ¿A todos? balbuceó Basilio con voz sorda.

Palabra del Dia

chapuzones

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