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Actualizado: 14 de junio de 2025
Así se hizo, cargándole entre las dos y otra compañera, pues el enfermo pesaba como un manojo de cañas, y en casa, a fuerza de pellizcos y restregones, volvió en sí, y les dio las gracias tan amable. La Pitusa le hizo unas sopas, que tomó con apetito, dando a cada momento las más expresivas gracias... tan fino, y así estuvo hasta la mañana, bien apañadito en su jergón.
Cuánto has engordado, Gonzalito. ¡Vaya un real mozo! ¿Por qué no creces como él, Periquito? Don Gonzalo, les come usted las sopas en la cabeza a todos los mozos de Sarrió. Crecer no ha crecido, lo que ha hecho es doblar de cuerpo. Ven acá, granadero, dame un abrazo apretado. Un patrón de barco afirmó que se parecía como una gota de agua a otra al Príncipe de Gales.
El dominico le prestó un tomo de Selgas y un folleto con discursos de don Alejandro Pidal y Mon. Belarmino cortó al pájaro las guías de las alas y lo metió en el fondo de un barril oscuro. Allí le daba sopas en vino blanco fuerte, e inclinándose sobre el tonel le leía, separando bien las palabras, versos de Selgas y párrafos de Pidal.
Sacaron dos sopas y Fernando comió de las dos; luego sacaron el cocido, después una fuente de berzas con morcilla y, al llegar al principio, Fernando se encontró con que, en vez de poner la trucha grande, la condenada del ama había puesto la pequeña, que no tenía más que raspa. Hombre, trucha exclamó Fernando le voy a hacer una pregunta.
Ya nos habíamos permitido nosotros contar con ese factor en los cálculos que hemos venido haciendo por el camino; pero, inocente de Dios, ¿sabe usted con quién trata? ¿conoce usted los ánimos, los bríos y los propósitos que hay en ese cuerpecito que se abarca por la cintura con la llave de la mano? ¡Ay, amigo don Claudio! usted y yo, para sopas y buen vino.
Se depositaban á puñados los billetes de Banco, como si fuesen retazos de papel sin ningún valor; unos por los perros, otros por los hombres, mientras arriba, en las canteras, estallaban los barrenos y el rebaño miserable de los peones se encorvaba, con el pico en alto, ante las rojas trincheras. Las sopas de leche se servían en cubos continuó Aresti.
Uno henderá, a fuerza de hachazos, tu abultada cabeza de mulo; otro te abrirá el pecho en canal para ver si es posible que exista un corazón dentro de tan estúpida envuelta; otro... ¡Por favor, señor L'Ambert, que no quiero que me corten a pedazos! ¡prefiero comer las sopas!
Ya están ahí esas holgazanas dijo ásperamente doña Dolores . Anda, Lola añadió dirigiéndose a su hija mayor : dile a Juana que las eche del portal, que lo ensuciarán. Mamá... ¡lloviendo tanto! suplicó Lola . ¡Parece no sé qué decirles que se vayan! ¡Se pondrán como sopas! ¿No oye usted que el cielo se hunde?
Tratábase de saber quién sería capaz de tragarse más sopas de leche, si los galgos enjutos é insaciables de uno de los contratistas ó los barrenadores de otro, muchachotes fornidos de Castilla, de estómago sin fondo, que nunca creían llegado el momento de levantarse de la mesa. Toda la gente desocupada del distrito acudió á presenciar el espectáculo.
Doña Nicolasa Paredes, dicho sea en honor de la verdad, no comprendía muy bien el tuétano que encerraban las palabras de su hijo; pero agradecida á las cariñosas profecías de don Pablo Bragas, tendió un mantel y puso delante del amigo una taza de sopas en caldo gordo, que darían rabia á un teatino.
Palabra del Dia
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