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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Al encontrarse después sus ojos, se dejaron caer una en brazos de otra sollozando amargamente. Desahogada por el llanto su aflicción, notaron que tenían el rostro manchado. Y por un movimiento simultáneo comenzaron á tomar apresuradamente agua del río y á frotarse con tal ahinco que al poco tiempo sus cándidas mejillas quedaron más rojas que las cerezas. El capitán.
Entonces vio de lejos entre los arbustos a su pobre compañero, a quien el feroz animal levantaba una y otra vez por alto. Stein extendía sus brazos hacia el leal animal, y repetía sollozando: «¡Pobre, pobre Treu! ¡Mi único amigo! ¡Qué bien mereces tu nombre! ¡Cuán caro te cuesta el amor que tuviste a tus amos!»
Así se van ya todos acabando, Que es lastima de ver ruina tamaña; Los galanes y damas suspirando, En ver la muerte andar con su guadaña, Los niños descaecidos sollozando, Tragedia representan muy estraña; Y las madres maldicen su ventura, Por verles padecer tal desventura.
Es igual, Merweg, es igual; también los otros sembraron de huesos la maleza. ¡Y la Luna vio a sus mujeres arrancarse los cabellos durante tres días y tres noches! ¡Oh, qué horrible jornada! ¡Oh, los perros, se han ensoberbecido con su gran victoria! ¡Que la maldición caiga sobre ellos!... ¡Malditos sean! El loco había arrojado al suelo la corona y la recogió sollozando.
La señora vieja, sollozando, se tiró en la hierba, por consejo de Martín. ¿Es usted buen tirador? preguntó Zalacaín al extranjero. ¿Yo? Sí. Bastante regular. ¿Y usted, señorita? También he tirado algunas veces. Seis hombres se fueron acercando a unos cien metros de donde estaban guarecidos Martín, la señorita y el extranjero. Uno de ellos era Luschía.
Todos de allá, qual yo, puestas las manos, Las rodillas por tierra, sollozando, Cercados de tormentos inhumanos, Poderoso señor, te están rogando Vuelvas los ojos de misericordia A los suyos, que están siempre llorando: Y pues te dexa agora la discordia, Que tanto te ha oprimido y fatigado, Y á mas andar te sigue la concordia, Haz, buen Rey, que sea por tí acabado Lo que con tanta audacia y valor tanto Fue por tu amado padre comenzado.
¡Es claro, se muere! ¿Quién le ha dado esto? preguntó. ¡No sé, Octavio! Hace un rato sentí ruido... Seguramente lo fué a buscar a tu cuarto cuando no estabas... ¡Mamá, pobre mamá! cayó sollozando sobre el miserable brazo que pendía hasta el piso. Nébel la pulsó; el corazón no daba más, y la temperatura caía.
Pocas veces he visto amargura más agotada y tranquila que la de sus ojos cuando concluyó. Por mi parte, no podían apartar de los míos aquella adorable belleza del palco, sollozando sobre el sofá...
Solamente las palomas coronadas ocupaban las ramas, comiendo las exquisitas frutas. ¡Ya no están aquí! exclamó sollozando el joven. ¡Dios mío! ¿Dónde los encontraremos? Veamos, señor Cornelio. No es posible que se hayan marchado, sin dejar aquí algo para nosotros. Entraron bajo los árboles y llegaron al sitio en que habían acampado el Capitán, Hans y el chino.
Sí, sí, señor repuso la chicuela sollozando. ¿No puedes soportar la idea de que te deje de querer? No, no, señor.
Palabra del Dia
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