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Actualizado: 27 de julio de 2025


Cacambo, que era el copero de uno de los extrangeros, arrimándose á su amo al fin de la comida, le dixo al oido: Señor, Vuestra Magestad puede irse quando quisiere, que el buque está pronto; y se fué dichas estas palabras. Atónitos los convidados se miraban sin chistar, quando llegándose otro sirviente á su amo, le dixo: Señor, el coche de Vuestra Magestad está en Padua, y el barco listo.

Después pensó pedir a doña Rebeca, francamente, una entrevista con la muchacha. Se dirigió a Rucanto lleno de ansiedad. Parecía que le esperaban o que le habían visto acercarse, porque le recibió con mucha gracia una sirviente, conduciéndole a la sala donde, con grata sorpresa, encontró a Carmen sola. Estaba bordando.

Solo con el auxilio de un sirviente, y asiéndose del pasamanos de hierro, podía subir lenta y dolorosamente las escaleras de la Aduana; y luego, arrastrándose con harto trabajo, llegar á su asiento de costumbre junto á la chimenea.

El silencio que en las tres piezas reinaba sólo se interrumpía con tal cual palabra estropajosa pronunciada por Maxi, y con el paso gatuno de la sirviente que atravesaba la sala para ir a recibir órdenes de la única persona que aquella noche mandara en la casa.

Este no sabía con certeza si el nuevo compañero era un amigo, un maestro ó un sirviente. Otra duda sufrían los visitantes. Los aficionados á las letras hablaban de Argensola como de un pintor; los pintores sólo le reconocían superioridad como literato. Nunca pudo recordar exactamente dónde le había visto la primera vez.

Precisamente a esa hora del anochecer salía Muñoz de la casa de Julio. Le había esperado durante dos horas, a pesar de afirmarle el sirviente que no volvería antes de la una. Le hubiera esperado dos horas más, por la sensación de oscuro alivio que le produjo estarse allí, solo, y sentado al escritorio y entre las cosas de un hombre a quien odiaba ahora con toda su alma.

No tardó mucho en sucumbir á las reiteradas instancias de Felipe, la que pocos dias hacia no era mas que una sirviente y que ahora ocupaba el lugar de una reina.

La anciana sirviente repuso atontecida: Niña, Dios no tiene la cara fea ni la ropa sucia.... ¿qué disparates cuentas? Y, levantándose, fuese a mirar la imagen sostenida en la rinconera. ¡Ave María! murmuró : vaya un santo...; ¡si parece un «enemigo»!... ¿Y qué sombra le puso así? La de Julio.... ¡Válgame Cristo! vives entre herejes.... ¿Y cuándo dices que fué eso, hijuca? Una noche....

Vea, José dijo Melchor, dirigiéndose al sirviente de la estancia que les acompañaba con una lámpara en la mano, ponga todo en los baños, prontito, y encienda las luces. , señor. Oiga, José... ¿dónde ha puesto los equipajes? Lo suyo está en su cuarto; los otros los pusimos en la pieza grande.

Se le llamaba y conocía por aquel mote, porque era bizco. Cornias era una corruptela o degeneración, forzada por los muchachos de la playa, de la palabra bizcornio; y por Cornias respondía, olvidado ya de su nombre de bautismo. Después de hacer Leto, y no sin gracia, este esbozo de su marinero, ratificado por don Adrián que le quería mucho como sirviente de su botica, volvió sobre lo ya tratado.

Palabra del Dia

dubenic

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