Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de junio de 2025


Silenciosa, sonriendo siempre, trepadita en una mula caprichosa, hizo toda la marcha sin manifestar el menor cansancio. En la cabeza sólo llevaba un sombrerito de paja, de alas estrechas.

Aquel nombre pronunciado por la voz adorada, conmueve al joven profundamente. Y, en una admiración apasionada, contempla a la joven en toda la plenitud de su belleza, de pie y silenciosa al lado de un bosquecillo de flores.

Conmovidos y aterrados, contemplamos el semblante de doña María, que reclinada en el sillón, con la barba apoyada en la mano, silenciosa, ceñuda primero como una sibila de Miguel Ángel, y conmovida después, pues también las montañas se quebrantan al sacudimiento del rayo, derramó lágrimas abundantes. Parecía que su rostro se quemaba. Su llanto era metal derretido.

Silenciosa y tímida, quiso marchar sola al pisar la cubierta; sus fuerzas flaquearon, vaciló y todas las señoras que a bordo se encontraban, corrieron a sostenerla.

Si ella pudiese verme un momento, si conociese el menor de mis dolores, se vería obligada a confesar que el odio más implacable... ¡Una noche tranquila, silenciosa, bella y encantadora para los dichosos! ¡Sólo yo destruyo esta inmensa armonía! ¡Yo solo, perdido, abandonado, olvidado de Dios, que me ha retirado su protección! 10 de junio. Todo contribuye a amargar, a envenenar mi desesperación.

Aquella calma amenazante parecía el presagio de una borrasca. Doña Rebeca y Narcisa se eclipsaron en sus habitaciones, después de una comida silenciosa y triste. Julio no se había levantado de la cama, y Carmen y Fernando todo lo hablaban con los ojos, en mudas contemplaciones, con una ansiedad llena de homenajes. Uno y otro habían dejado casi intactos los platos en la mesa.

La broma produjo gran algazara en la muchedumbre. Volvió a reinar el silencio. La corbeta comenzaba a virar, apoyada en el cabo de tierra, que rechinaba con la tensión. La gente del muelle se puso a hablar con la de a bordo. Pero ésta se mostraba silenciosa, taciturna, atendiendo a las maniobras más que a las preguntas que les dirigían.

Magdalena, que aún seguía con los brazos cruzados, lanzó una intensa mirada a su padre y otra a Amaury. Antonia oraba en voz baja. Entonces comenzó una vela silenciosa y triste.

Iban al mismo paso descuidado, por el sendero, y le dijo él: No tengas cuidado ninguno mientras esté yo aquí.... Después, de pronto, murmuró: ¡Qué bonita eres y qué buena! Ella, toda estremecida, se quedó silenciosa; su corazón aleteaba con unas agitaciones inefables. Fernando suspiró.

Hasta en amor me persigue la desventura dijo Quevedo. Bien merece ser desventurado, quien no es capaz de amar. Quevedo se puso á pasear á lo largo de la cámara; la condesa se sentó en un sillón silenciosa y sombría, y quedó profundamente pensativa. Pasó algún tiempo, durante el que ni ella ni él hablaron una sola palabra. De improviso se detuvo Quevedo. Paréceme que se acerca alguien dijo.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando