United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su temperamento inquieto se había modificado, o, por mejor decir, había tomado otro sesgo, manifestándose ahora en su conversación, siempre viva y salpicada de frases oportunas: para intimar con cualquier persona le bastaba media hora. Pocos meses después de abierto el curso, se encontraron Miguel y Mendoza en la calle.

Leía, pues, don Víctor a Calderón, sin cansarse, y próximo estaba a ver cómo se atravesaban con sendas quintillas dos valerosos caballeros que pretendían la misma dama, cuando oyó tres ladridos lejanos. «¡Era Frígilis!». Doña Ana tardó mucho en dormirse, pero su vigilia ya no fue impaciente, desabrida. El espíritu se había refrigerado con el nuevo sesgo de los pensamientos.

Usted escribirá sin duda para gente soez y sin delicadeza, no para espíritus distinguidos. Yo creí que se me había llamado para oír cosas más cultas, más elegantes. ¡Oh! No comprendo yo así la novela. Ya veo el sesgo que va usted a dar a eso: terminará con burlas indignas, como ha empezado. ¡Ay! ¡Encanallar una cosa que empezaba tan bien!

Las sombras se espesaban en las márgenes del lago y subían por los flancos de la roca hasta tocar en la cima. El reguero luminoso brillaba en el centro como una cinta de oro. Al fin la luna apareció toda entera sobre una de las crestas y emprendió su marcha callada por el espacio. Las estrellas la seguían con sesgo vuelo como una bandada de pájaros.

Ya veía en lontananza propinas sonantes, en monedas de oro. Pero aquel sesgo religioso que tomaba la cosa daba por supuesto que había algo traía complicaciones que ofrecían novedad para la misma Petra, que había visto lo que ella y Dios y aquellos y otros caminos solitarios sabían. Llegaron a la fuente de Mari Pepa.

Y, en esto, comenzó a llorar tan amargamente que don Quijote, mohíno y colérico, le dijo: ¿De qué temes, cobarde criatura? ¿De qué lloras, corazón de mantequillas? ¿Quién te persigue, o quién te acosa, ánimo de ratón casero, o qué te falta, menesteroso en la mitad de las entrañas de la abundancia? ¿Por dicha vas caminando a pie y descalzo por las montañas rifeas, sino sentado en una tabla, como un archiduque, por el sesgo curso deste agradable río, de donde en breve espacio saldremos al mar dilatado?

Este sesgo del asunto tiene para la familia la ventaja de que mi Sra. la Condesa no pasará ningún bochorno. La Srta. Inés ha sido reconocida por aquel...» Un violento golpe arrebató el papel de mis manos.

Ana encontró de muy buen gusto el sesgo que Mesía daba a su extraña situación.

Y después de rasguear y puntear el instrumento con no esperada habilidad, cantó con bronca voz, dirigiéndose á Pepa: Porque te quiero te digo que te registren el novio, porque no está de recibo. La chuscada causó gracia á todos menos á Frasquito, quien sacudió la cabeza malhumorado. Lo estaba también porque la conversación con su suegro tomaba un sesgo bastante desagradable.

Pero la generala no se avenía tan bien con el sesgo tranquilo y prosaico que tomaban sus amores; la seguridad, la exactitud de cronómetro de las citas, el amable sosiego que en ellas disfrutaba, la descorazonaron, comenzaron a aburrirla, y en sus adentros le pesaba de que Carmen se hubiese prestado tan gustosa a servirles.