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Cuando una vela se acaba, debe encenderse otra... Conque tengamos valor, y aprendamos a despreciar... Quien no sabe despreciar, no es digno de los goces del amor... Y por último, simpática amiga mía, ya sabe que estoy a sus órdenes, que tiene en el más rendido de los servidores para cuanto se le ocurra, amigo diligente, reservadísimo, buena persona... Abur. Subió la joven a su casa.

El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor. Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró. Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.

Me ligaba a gentes que podían ser mis servidores, no mis amigos; me arraigaba sin advertirlo, sabe Dios con qué resistentes fibras, en lugares que habría de abandonar lo más pronto posible; adquiría, en fin, costumbres que no conducirían más que a hacer de la persona ambigua que usted conocerá más adelante, mitad campesino y mitad dilettante, tan pronto lo uno como lo otro, y muchas veces uno y otro sin que jamás ninguno de los dos prevaleciera.

Fuera del local, los servidores y los maltrechos policías se miraron con una expresión de inteligencia: ¡Ya lo mata!... Le está bien, por no haber querido oir nuestros consejos. Avisado por los gritos del profesor, Gillespie bajó su cabeza hasta el nivel de su asiento, sacándole con dos dedos de la espiral cimbreante.

Parece que arriba una duquesa ha ganado un millón... No; ahora dicen que son dos millones. Y al dar la vuelta completa al edificio, los dos millones habían engendrado uno más. Media hora después eran cuatro para todos los modestos servidores que envejecían viviendo del juego, sin haberlo visto nunca de cerca. Miguel sintió de pronto una gran cólera contra aquella mujer afortunada.

Encerrado en la ancha cámara, donde estaba el único acceso para penetrar en el harén, y asistido sólo por su médico, por su viejo confidente y valido el jefe de los eunucos, y por cuatro de sus más fieles e íntimos servidores, el rey siguió dando órdenes y excitando a la resistencia.

La censura, que hasta los mismos poetas dramáticos han hecho de los servidores impertinentes , que, contra toda verosimilitud y contra las conveniencias del mundo, molestan con su charlatanería en las ocasiones más inoportunas, no alcanza á los graciosos de nuestro autor. Con frecuencia sucede que concentra lo cómico en varios pasajes, no en uno solo, como se hizo luego exclusivamente.

Mientras fingía escuchar el discurso de Flimnap, sus ojos vagaron de un lado á otro examinando los diversos grupos situados sobre la planicie de la mesa. De pronto su atención caprichosa se concentró en el lado donde se aglomeraba la gran masa de sus servidores. Creyó reconocer á Ra-Ra en uno de los hombres con vestidura femenil que estaban al frente de los siervos medio desnudos.

No podemos olvidar en nuestra dedicatoria a los amigos de la comarca donde vivió ella, los servidores ya viejos que no pronuncian su nombre sin verter una lágrima, ni a los labradores, cuyas pisadas desde hace veintiocho años, han privado de crecer hierba en el camino que conduce a su sepultura. Saint-Point, 2 de noviembre de 1858. Hoy es el 2 de noviembre, día llamado de difuntos.

Sólo quedaban los más viejos, y fué para él una fortuna que hubiesen traído al amanecer la diaria provisión de pescado. Gracias á esto, los servidores pudieron preparar el caldero, y Gillespie, al cerrar la noche, encontró algo que comer, á pesar del abandono que notaba en torno á su persona. Pasó una gran parte de la noche de pie, mirando hacia la ciudad.