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Actualizado: 29 de junio de 2025


Soy yo quien ha enriquecido a usted le dijo . Le conocía de antiguo, o por lo menos conocía su reputación. Usted se ha comido su fortuna con una grandeza digna de los tiempos heroicos. Es usted el último representante de la verdadera nobleza, en esta edad degenerada. También es usted, sin saberlo, el único hombre de París capaz de interesar seriamente el espíritu de las mujeres.

Le habían contado la historia del médico que mató a su enfermo para saber cómo se había curado. Una hora después el conde estaba sentado a la cabecera de Germana. La enferma tenía el rostro encendido y la palabra jadeante. Venga usted dijo a su marido . Tengo que hablarle seriamente. ¿No se fija usted en que estoy mejor esta noche? Tal vez estoy en vías de curación.

Chiquilla, con las fechas no se juega. El tiempo es implacable... Papá me ha hablado seriamente el otro día. Hemos hecho un balance. Le he descubierto todos mis líos; se ha incomodado, y por fin hemos resuelto que no tengo más remedio que irme a la Habana. ISIDORA. ¡A la Habana! JOAQUÍN. , con un destino en la Aduana, un gran destino. Es el único remedio.

Ha de exhortarse á Tirso seriamente que continúe siempre escribiendo, y convencerlo de que, si bien un libelo ó pasquín puede adornar una esquina, no aumenta la merecida fama de un hombre tan ilustrado, tan ingenioso y de tanto talento.

Te hablo seriamente: hay temas de los que no debes hablar, y que no puedes comprender, porque eres demasiado joven. Colocó el cura su sombrero bajo el brazo y se alejó. Corrí sobre sus pasos y le grité desde la puerta: ¡Podéis decir todo cuanto queráis, pero conozco bien el amor; es lo más encantador que hay en el mundo! ¡Viva el amor!

Tales proporciones alcanzó desde este punto el motín, que alarmadas seriamente algunas personas de mucha significación en la ciudad, se ofrecieron á ser medianeros entre las autoridades y la plebe desenfrenada; extremos que no se pudieron conciliar, porque esta última se negaba á todo lo que no fuera la inmediata libertad de los presos, y el Asistente, enojado contra ellos, decía: ¡que por vida del rey, que los tenía de ahorcar!

Por estas y otras razones, o no votaba a nadie cuando de elecciones se trataba, o se iba con el primero que supiera pedirle su apoyo con cierta habilidad. En el caso de que vamos tratando, ¿se había comprometido con alguno seriamente antes de visitarle don Simón? Esta era la duda.

, , y me escribíais con más frecuencia y más detención que antes. No me quejo, pero os pregunto, ¿cuándo me presentaréis a mi cuñado? El hablaba así por broma, mas Bettina le responde seriamente: Espero que será muy pronto. M. Scott sólo ahora sabe que el asunto es serio. Bettina le pide sus cartas, al volver en el vagón para releerlas, y ve que, en efecto, en todas habla de él.

«¿Amada? se decía . No, esto no es amor, es obcecación, empeño, vanidad, capricho: tiene que ser mía veinticuatro horas o lo que me la gana...: si quiero, toda la vida: pero mía y remía como mis ideas, como mis pensamientos. ¿Qué puede suceder? ¿Que me encapriche seriamente? Así como así, ninguna vale lo que ella; y además, si ésta es buena, ¿voy a pasar años y más años cambiando de mujeres

Un instante tuvo la idea de que quizá la joven no había puesto seriamente su proyecto en ejecución; pero la desechó inmediatamente. Había aprendido a conocerla demasiado en otras circunstancias para poder creerla capaz de una falta de valor, de un desfallecimiento de la voluntad.

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