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Actualizado: 21 de junio de 2025


En caso de ser culpable lo serías solamente de ser amado por mi hija con entusiasmo excesivo. ¡Cuán bueno es usted que así trata de tranquilizarme, padre mío! Ahora, Amaury, vas a prometerme no hacerla bailar demasiado y estar en todo momento a su lado procurando distraerla con tu conversación. Se lo prometo a usted.

«Y mientras tanto, no pensar en cosas serias; divertirse, alborotar, como manda el señor Quintanar, que además de tener derecho para mandarlo, pide muy cuerdamente. , señora, ¿por qué no?

» , Amaury; aunque nunca me he preocupado por eso, toda vez que mis riquezas bastarían para los dos, comprendo por lo que dices que está muy puesto en razón. » Sólo una cosa me falta saber ahora. » ¿Y qué es? » Si al encontrar al hada de mis ensueños y hacerla reina de mi albedrío querrá ella que reine yo en el suyo. » ¿Por qué no? » ¿Serías capaz de responderme de eso?

¡Pobre amiga mía! ¡Quién había de decirte que en tu grandeza serías tan desgraciada como en tu miseria! , es verdad, es verdad... Pero me dejo arrastrar por tu demencia. ¡Llévame a mi casa, por Dios! Después concertaremos... Ya está concertado... Pero mi familia... Yo tengo nombre y familia... A eso voy. No, no puedo consentirlo.

Lo cierto es que le has puesto la casa, la has visitado y te has divertido en grande con ella. ¡Vaya una conciencia la tuya, vaya una manera de pagarle su fidelidad, tirando por el suelo la que me debes a !... ¿Qué moral es esta? No escamotees la verdad. Esa mujer es una bribona, y serías un simple si no fueras también un solemnísimo pillo.

Aunque el acónito ha sido usado en todos tiempos, las observaciones de los antiguos son poco seguras para estar ciertos de la identidad de la planta empleada. Es preciso llegar á Stoerk para obtener las primeras observaciones sobre este medicamento. Este práctico llama vivamente la atencion de sus contemporáneos sobre el acónito, que administra como igual á la cicuta, en las afecciones reumáticas y aun en tumores escirrosos. Desde entonces, el acónito ha sido empleado por muchos médicos, pero en multitud de enfermedades diferentes. Hahnemann le somete á esperimentaciones sérias en el hombre sano y las comprueba despues en la práctica.

El secretario se echó á reír, pero se repuso ante la calma imperturbable de su interlocutor. ¿Hay en este momento penados cuya conducta sea ejemplar y que merezcan los favores de que me hablaba usted hace poco? ¡Ah! Ya veo que está usted haciendo averiguaciones serias, dijo el secretario, mirando con curiosidad á Cristián.

En una esquina, y al lado de un letrero que decía «Calle de Echembarrena», otro letrero ponía «Echembarrena kalia». Y cuando me dijeron que el segundo letrero estaba en vascuence, yo me reservé unas dudas bastante serias. Luego he oído decir «genté elegantía», por gente elegante, y otras cosas análogas.

Toas me parecen feas, y Mariquilla lo sabe. La última noche que hablé con ella, cuando yo le pedía que me perdonase, sin saber por qué, y le preguntaba si la había ofendío en algo, la pobrecita lloraba como la Malaena. Bien sabe tu hermana que yo no la he fartao en tanto como esta uña. Ella misma lo decía: «¡Pobre Rafaé! ¡ eres bueno! Olvídame: serías infeliz conmigo». Y me cerró la ventana...

Se fundan casas editoriales serias y acaudaladas en sustitución de los editores sórdidos e ineptos que antes se lucraban con la miseria del escritor; muchos literatos administran sus obras con acierto, otros se hacen pagar dignamente, y casi han desaparecido los necios que por verse en letras de molde escriben de balde.

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