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Actualizado: 23 de octubre de 2025


Los azares de nuestras guerras civiles lo lanzaron a la acción, y fué montonero unitario, conspirador de la Asociación de Mayo, periodista de oposición, emigrado, adversario periodístico de Rosas y después de Caseros, diputado, senador, ministro, gobernador, presidente y general.

Los guardias, teniendo en consideracion la categoría del rebelde, van á buscar al cabo, mientras casi toda la sala se deshace en aplausos, celebrando la entereza del señor que continúa sentado como un senador romano.

En medio de la general aclamacion, una voz seca, grave, segura y poderosa, dejó helados á los senadores, al público y al Emperador mismo: aquella voz inexorable, aquel acento de la conciencia, de la amistad y del cariño, aquella palabra que parecia ser la palabra yerta y metálica de un cadáver, dijo clara y resueltamente: ¡NO! Quien pronunció este no tremendo fué el senador Vieillard.

El hijo del senador adivinó sin duda los pensamientos de ella, y esto le hizo perder su tranquilidad sonriente. Durante tres días no se presentó en casa de Desnoyers. Todos creyeron que estaba retenido por un trabajo oficinesco. Una mañana, al dirigirse Chichí á la avenida del Bosque escoltada por una de sus doncellas cobrizas, vió á un militar que marchaba hacia ella.

¡Qué hombre, amigo Maltrana! exclamaba el senador . ¡Que talentazo! ¡Y qué modo de escribir tan... castizo! Se olvidaba, en su entusiasmo, de quién era el que le escuchaba, y seguía en sus elogios al jefe y a la bondad con que le cubría de alabanzas en varios pasajes del prólogo. El marqués de Jiménez no pensaba publicar otro libro hasta el año siguiente. Era un mal el prodigarse.

Preguntó por ella: quería saber detalles de su vida, á pesar de la frecuencia con que llegaban sus cartas. El senador, mientras tanto, conmovido por su reciente emoción, había tomado cierto aire oratorio al dirigirse á su hijo.

También ellos esperaban de un momento á otro la contestación de enfrente. El que iba junto á don Marcelo le felicitó por la impavidez con que soportaba los cañonazos. Mi amigo conoce eso dijo el senador con orgullo . Estuvo en la batalla del Marne. Los dos militares apreciaron con alguna extrañeza la edad de Desnoyers. ¿En qué lugar había estado? ¿A qué cuerpo pertenecía?...

Y Lacour tuvo que esforzarse durante cuatro meses, formulando súplicas y forzando resistencias para conseguir que don Marcelo pudiese realizar este viaje. Un automóvil militar se llevó, al fin, una mañana á todos los de la familia Desnoyers. El senador no pudo ir con ellos.

El único senador tal vez que era amigo de Napoleon, un amigo grande, un amigo digno, uno de esos amigos que valen la pena de que un hombre nazca para que pueda honrarse con tal amistad, fué tambien el único que votó en contra del imperio. Napoleon, no obstante, continuó queriéndole y respetándole hasta el fin de sus dias.

En las tertulias del senador pedía noticias al ingeniero de la marcha de sus negocios, interesándose por el desarrollo de aquella fábrica, de la que hablaba con ternuras de padre.

Palabra del Dia

reclinándose

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