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Actualizado: 19 de junio de 2025
Su conversación, siempre tan seductora, era entonces más grave y más instructiva. Crecida y educada fuera de la sociedad, apenas la conocía, y Carlos me iniciaba en las grandes cuestiones que entonces agitaban nuestra patria y el mundo entero. Hablábame de los principales soberanos; me describía sus caracteres, su política, como si él hubiese vivido en su intimidad.
El placer que sentía por la declaración oída, se avivaba por el hecho de que quien la había pronunciado poseía una sonrisa seductora y unos ojos persuasivos. Volvió a ver también, oprimiendo su mano, una mano larga y blanca adornada con un curioso anillo antiguo. ¡Me gusta! murmuró. Poco a poco todos abandonaban a Etretat. En el Casino, en la playa, no se veía sino alguno que otro bañista.
Y al flaquear su voluntad por las influencias de un ambiente más poderoso que su energía, había puesto los ojos en Fernando, porque era el más inmediato, el más «distinguido», el hombre que entre todos los del buque tenía cierta semejanza con la lejana y seductora imagen de míster Power.
Las más encantadoras riberas de la Flora seductora son aquellas en que se aleja la vida marítima. Su riqueza consiste en fósiles: curiosos para el geólogo, instrúyenle por medio de los huesos de los muertos.
Yo estaba absorto, pasmado y lelo, contemplando la seductora ignorancia, la infantil malicia, la franqueza sin freno de aquella alma, a quien la falta de toda educación mundana presentaba en la desnudez de su inocencia.
Los nombres nunca la habían visto más seductora, y hay que añadir que nunca creyeron que fuese tan coqueta; pues lo era, y tenía a más en aquel arte, nuevo para ella, la inconsciencia de una principianta que no conocía todavía lo justo de la medida. Las vivacidades de su conducta y de su lenguaje sobrepasaban algunas veces al nivel que separa a las gentes de buena sociedad de la mala.
«Señor redactor me dice en una carta seductora, confío en el talento de usted y en nuestra amistad, de que le tengo dadas bastantes pruebas por desgracia suele ser verdad, que hará un juicio crítico de mi obra, imparcial imparcial llama él a un juicio que le alabe, y espero a usted a comer para que juntos departamos acerca de algunas ideas que convendría indicar, etc.» Resista usted a estas indirectas, y opte usted entre la gratitud y la mentira.
Tu extraordinaria bondad, tus nobles prendas, tu seductora belleza, que ha de cautivar los corazones y encender el más puro amor en cuantos te traten, asegúrante un porvenir risueño. Yo te juro que te querré mientras viva, ciego o con vista, y que estoy dispuesto a jurarte delante de Dios un amor grande, insaciable, eterno. ¿No me dices nada?
Descartes vino á invertir este órden, pretendiendo que debia procederse de lo interior á lo exterior; su discípulo Malebranche hizo mas: en su concepto, le conviene al entendimiento encerrarse en lo interior, no comunicar con lo exterior sino lo menos posible; segun él, no hay aliento mas nocivo á la salud intelectual que el del mundo de los sentidos; las sensaciones son un perenne manantial de error; y la imaginacion es una hechicera tanto mas peligrosa cuanto que tiene su habitacion á la puerta misma del entendimiento, donde le espera para arrastrarle, con su belleza seductora y brillantes atavíos.
Mi amada recobró su alegría y su gracia seductora, Íbamos lentamente por los frondosos senderos del bosque y habíamos olvidado el objeto de nuestro paseo, cuando vimos venir a nuestro encuentro, muy lejos aún, a Elena con Polidora, que no nos habían visto y se detenían de vez en cuando para cortar flores. Ahí tiene usted al retoño de Lacante en su elemento dijo Luciana con un dejo de desdén.
Palabra del Dia
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