Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de junio de 2025


Doña Andrea estaba sentada en una banqueta a sus pies, y, lo miraba con los ojos secos, y crecidos, y le tenía las manos.

4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd Palabra del SE

Por las terrazas, enormes serpientes veneradas como dioses, se iban arrastrando, ya entorpecidas por el frío. Y aquí y allá, al pasar, encontrábamos budistas decrépitos, secos como pergaminos y nudosos como raíces, entrecruzados de piernas en el suelo bajo los sicomoros, inmóviles como ídolos, contemplándose incesantemente el ombligo en espera de la perfección del Nirvana.

Allí se detuvo y volvió la vista atrás y contempló con semblante risueño a su confesor, que venía tomando precauciones, apoyando con cuidado el pie en los sitios más secos. Tenía el rostro encendido por la carrera, los cabellos revueltos y sus grandes ojos negros brillaban con expresión de vivo placer. ¡Ande usted, cobarde! ¿Tiene miedo a morirse por los pies?

«No, no te vas dijo ella deteniéndole con fuerza por un brazo ; no te vas sin decirme si puedo contar contigo. ¿Para quémurmuró el médico temblando. ¡Sentía un frío...! «Yo necesito una cantidad dijo Isidora febril, los labios secos. No puedo... complacerte repuso el joven, dejándose caer en una silla. puedes, puedes. ¡Augusto, por amor de Dios!..., socórreme, socórreme. Te diré...

La coleta pendía deshecha y enmarañada sobre su cuello; el rostro tenía una palidez de hostia. Abrió los ojos al sentir una mano en las suyas, y sonrió levemente viendo a Carmen, pero una Carmen tan blanca como él, con los ojos secos, la boca lívida y una expresión de espanto, como si fuese aquel su último instante. Los graves señores amigos del espada intervinieron prudentemente.

Aterrábale la actitud dolorida de la mujer mística, sus labios trémulos y secos, la expresión de su rostro, que anunciaba la más grande desesperación. Yo soy una muerta, yo no vivo dijo ella. Yo no puedo vivir de esta manera ... Ya le dije á usted que no era santa, y ¡cuán cierto es!

Juan Andrea, habiendo dado en los Secos con su galera, se recogió al fuerte y dijo al Duque que él se quería ir en una fragata á Sicilia á recoger las galeras que se habían salvado y á dar orden como se armasen otras tres que en Sicilia y Malta habían quedado, y asimismo dijo al Duque que él hiciese lo propio, porque pudiese poner recaudo en las plazas y fuerzas de Sicilia que quedaban tan sin gente y desproveídas.

Juraría que le temblaban las piernas y miraba a derecha e izquierda como si hubiera querido huir de allí; tenía el rostro amoratado, y al tomar mi mano con las agitadísimas suyas para besarla, noté que sus labios estaban secos y ardientes.

Juan estaba pendiente de sus labios. Cristeta suspiró; luego guardó silencio en larga pausa, mirándole fríamente, mostrándole impávida el azul profundo de sus ojos; se pasó la lengua húmeda por los labios secos, y muy despacio, levantando una mano y posándosela en el hombro, le dijo con melancólica solemnidad, al mismo tiempo que dejaba caer ruborosa los párpados de larguísimas pestañas.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando