Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de julio de 2025


De manera que el personal del establecimiento consta del jefe, de tres contralores, cuatro señoras oficinistas, diez cocineras, veinticinco criados y multitud de dependientes, hasta el número de ciento diez individuos.

¿A qué palacio tengo de guiar, cuerpo del sol -respondió Sancho-, que en el que yo vi a su grandeza no era sino casa muy pequeña? -Debía de estar retirada, entonces -respondió don Quijote-, en algún pequeño apartamiento de su alcázar, solazándose a solas con sus doncellas, como es uso y costumbre de las altas señoras y princesas.

Adiós, señor don Elías dijo Salomé, hecha un veneno porque el realista no se arrodilló á sus plantas como esperaba. Adiós, señor don Elías repitió Paz, viendo que su lagrimita no ablandaba el duro corazón del antiguo mayordomo. Pero vengan ustedes acá, señoras.... Las dos volvieron rápidamente. Yo estoy confuso; no por qué toman ustedes ese tono.

Hemos de matar en los gigantes a la soberbia; a la envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza, con andar por todas las partes del mundo, buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros.

Conoce usted bien su mar dijo con tono de aprobación. Ferragut iba á seguir hablando, pero entraron las dos señoras con una bandeja que contenía el servicio de y varios platos de pasteles. El capitán no extrañó esta falta de servidumbre. La doctora y su amiga eran para él unas mujeres de costumbres extraordinarias, y todos sus actos los encontraba lógicos y naturales.

Ventura, con su desdeñoso porte, con sus riquísimos vestidos, con la frialdad despreciativa con que trataba a sus conocidas, vengaba lindamente a aquella pobre mujer, a quien las señoras de Sarrió tanto habían hecho sufrir en vida. Se pasó el invierno en Tejada, un invierno crudo, como pocos lo habían sido. A temporadas llovió mucho, y esto hacía imposible el salir de casa.

No sabemos qué influencia misteriosa, mágica puede ejercer sobre un concurso el acto de abrazarse dos individuos del mismo sexo; pero siempre que lo hemos visto declaramos que produjo el mismo efecto sorprendente. El público se levanta electrizado, grita, aplaude, saca el pañuelo, gesticula con violencia y hasta hay señoras que derraman lágrimas. ¿Por qué? No nos lo preguntéis.

Señoras y señores: o mis buenos amigos y buenos compañeros, Jesús Castellanos y Max Henríquez Ureña, entusiastas organizadores de estas hermosas lides del pensamiento, me hicieron el honor de invitarme para que consumiera un turno en ellas, consulté la mente, y no hallé tema que me subyugara: consulté luego el corazón, y hallé, José Martí.

Demasiado inteligente para apreciar mucho esas estrecheces tan en boga en Aiglemont, la abuela cambió la conversación, que amenazaba ser funesta para los pobres Geraumont. ¿No hay ningún matrimonio en el horizonte? preguntó sabiendo que así complacía a todas aquellas señoras. La chica de Geraumont no es, sin embargo, la única joven casadera...

Con que calle usted, y procure no hacer ruido con esos taconazos.... Vamos, ya puede usted retirarse.... Señoras, buenas noches. Aun no había dado un paso, cuando Clara apareció muy alterada, diciendo: Señoras, vengan ustedes, que se quiere salir de la cama ... No la puedo sujetar. En cuanto sintió esta conversación, se levantó muy á prisa, diciendo que venía acá. ¡Ah!

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando