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Entrado ya en los cincuenta de su edad, aunque sano y bueno, y apareciendo en el semblante, en la robustez y gallardía del cuerpo, y en la serenidad y viveza del espíritu mucho más joven, le entró la nostalgia de que padecen casi todos los bermejinos, y tomó la irrevocable resolución de retirarse á Villabermeja para acabar allí tranquilamente su vida.

Estás bien, ya estás fuera de peligro, y vivirás, pobre niño; pero ¿has perdido la razón, o Dios quiere que te veamos en tu ser natural, sano y cuerdo, tal y como estabas antes de que aquellos caribes...?

Su exquisito gusto de V. en las artes del dibujo halla feo á D. Casimiro; sus conocimientos de V. en la medicina le han hecho comprender que está el pobre mal de salud, y la amenidad y discreción que en V. campean, es natural que le induzcan á fastidiarse de todo ser humano que no sea tan ameno y tan ingenioso como V., cosa, por desgracia, rarísima; pero V. no me negará que mi hija, menos instruida en las proporciones y bellezas de la figura del hombre, puede no hallar feo á D. Casimiro, como no le halla; menos docta en ciencias médicas, puede creerle más sano, y menos chistosa que V., puede muy bien hallar en D. Casimiro algún chiste y no aburrirse de su conversación.

Tentóse todo el cuerpo, y recogió el aliento, por ver si estaba sano o agujereado por alguna parte; y, viéndose bueno, entero y católico de salud, no se hartaba de dar gracias a Dios Nuestro Señor de la merced que le había hecho, porque sin duda pensó que estaba hecho mil pedazos.

Cualquiera creería que eres viuda, y tu marío está a estas horas tan campante, preparándose para la corría, güeno y sano como el propio Roger de Flor. ¡Qué tontunas! Carmen apenas almorzó, mostrándose sorda a los elogios que tributaba su cuñado al cocinero del establecimiento. Por la tarde, su resignación volvió a desvanecerse.

En su egoísmo infantil de hombre sano y musculoso, había llegado a considerar a su cuñada como un ser pasivo, razonable y frío, admirable para aconsejar y dirigir a los demás, un ser superior, si se quiere, pero incapaz de sentir aquellas cóleras, aquellas alegrías, aquellas pasiones insensatas que alteraban a los caracteres débiles como el suyo.

Muley, disimulando el mal reprimido coraje que le hervía en el pecho, venciéndose por aclarar sus sospechas, o reprimir las muestras de su cólera, se acercó al estropeado ya medio sano, y en voz baja le dijo: Mira, soldado; en todo lo que aquí se pasa hay algo de oculto, que conozco y no alcanzo: si yo me hubiera dejado ir a la mano de mi enojo, ya hubiera descendido el castigo, antes que la discreción mía quisiera satisfacerse de las artes que aquí se juegan; pero puesto que mi discreción ha hablado, quiero oirte decirme qué mensajes tienes con Zaida, con María quise decir, y quién puede ser esa persona que cantó poco ha.

Herminia, muy inocentemente, pensaba en Mauricio, porque le había visto al principio muy enfermo y, al marcharse, muy interesante, y después muy sano y mucho más interesante aún. Tenía en el oído el sonido de su voz, y la mirada límpida, franca y ¡tan dulce! que le había dirigido, había penetrado hasta su alma.

¿Pillo?... ¿Por qué?... el doctor Moreno es todo un caballero, Melchor. ... sin duda... un caballero que te habría declarado sano el primer día que te vio, si no hubiera comprendido que eras un buen filón. ¿Pero por qué hablas así del doctor Moreno?

Así, la gente baja vive de una manera deplorable. Hay cuartos estrechos en que duermen cinco o seis personas por tierra; la bondad de aquel clima, fuerte y sano, salva sólo a la ciudad de una epidemia.