Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de julio de 2025


No tengo ningún amigo de mi edad: mis amigos son los jóvenes de la tuya, vivo con ellos, enamoro con ellos y escandalizo también con ellos este salón porteño en que hay muchas mujeres lindas y tanto tonto que se las lleva. Y, al terminar, don Benito me estrechó fuertemente en sus brazos y contra su pecho, y yo no pude contener las lágrimas que me saltaron a los ojos.

De pronto se oyó del lado de allá del río en el camino de la Pola el estampido de un cohete. Un estremecimiento de júbilo cruzó por las casas del lugar. Los niños saltaron de sus asientos sin querer terminar la cena: los grandes salieron también á la puerta con el bocado en los dientes. No tardó en percibirse el dulce, lejano son de la gaita. ¡Ya están pasando la barca! gritaban los chiquillos.

Soledad, por el momento, no tuvo ojos sino para esta madre complaciente. ¡Alcahueta! ¡asquerosa! murmuró con ira reconcentrada. Lo que buscas es enredar á Velázquez para que se case con tu hija. ¡Claro, como es rico, para él todo son mimos! ¿Qué te importa que una pobrecilla quede deshonrada y á la clemencia de Dios? Dos lágrimas saltaron á sus ojos que se secaron al instante.

Siguieron cayendo nuevas víctimas y los otros monstruos saltaron á su vez, distendiendo sus estrellas, encogiéndolas luego para moler la presa en sus entrañas con una digestión de tigre. Freya asistía á esta alimentación horrorosa con temblores de voluptuosidad. Ulises sintió cómo se apoyaba en él instintivamente, con un contacto que fué haciéndose por momentos más íntimo.

Y no son los rústicos del lugar, no son los que no me conocen, sino mi mejor amiga la que me sospecha y me injuria. La pobre doña Manolita se quedó aterrada: se compungió, y al cabo se le saltaron las lágrimas. Pero, mujer dijo ; no te enojes por amor de Dios. Yo, sin duda, me he explicado mal. Yo no digo que sea impuro el amor del Padre....

Sus marineros, tomando aquella caída por una prueba de abnegación y de intrepidez, siguieron al nuevo Curcio a los gritos de ¡viva Santiago! y saltaron en el sollado como los carneros de Panurgo.

Oyose un estruendo horrible debajo; saltaron trozos de abetos en infinitas direcciones, y la enorme piedra rebotó a unos cien pasos con nuevo ímpetu, descendió luego una rápida pendiente, y de un último salto fue a caer sobre Yégof, aplastándole a los mismos pies del general enemigo. Todo ello fue obra de escasos segundos.

Por eso había navegado con rumbo al Sudeste y cuando se aproximó a la costa occidental del Nuevo Mundo, se hallaba a los 36 grados de latitud austral. No sin recelo y con extraordinaria cautela para evitar encuentros y combates con gentes desconocidas y bárbaras, Morsamor y los suyos saltaron en tierra en busca de agua potable. Fertilísimo era el agreste e inculto suelo que pisaron.

¡Qué puede esperarse de extranjeros, de gringos que carecen de fervor político y no son del partido!... Es natural, tratándose de dos capitanes genoveses. Pero él y Morales, con su agilidad de hijos de la selva, saltaron en el vacío negro, cayendo precisamente sobre el borde de la cubierta fugitiva.

Los otros, lejos de asustarse por la detonación, que para ellos debía de ser cosa nueva y desusada, pues que los papúes no usan armas de fuego, ni tampoco por la muerte de su compañero, saltaron al banco dirigiéndose hacia la chalupa. ¡Valor! volvió a exclamar el Capitán, cargando precipitadamente el fusil. El asalto fué tremendo.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando