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El Almirante sale al mar sañoso, Del importuno viento sacudido: La gente clama al Alto Poderoso Con voces, gritos, llantos y alarido. El sexo femenil mas doloroso, Causaba fuese el caso dolorido, Que tantos alaridos levantaban, Que la tormenta mas acrecentaban.

A ese jardín fui y por él erré todo el resto del día, asombrado de haber sacudido mi yugo y más admirado todavía de la extremada intensidad de un recuerdo que había creído de buena fe que estaba adormecido. Poco a poco, como una hoguera que se reanima, sentí en todo mi ser aquel ardoroso despertar.

He peleado por sustentarlos; á ochocientos partidarios mios les han arrancado el corazon, y les han sacudido con el en la cara: á mi me han tenido preso, y ahora voy á ver al Rey mi padre á Roma, el qual ha sido destronado así como mi abuelo, y así como yo; y he venido á pasar el carnaval á Venecia.

Pero ¿le ha dado a usted más golpes? Me ha sacudido un poco la badana respondió riendo candorosamente. Es cuestión de árnica y reposo... Yo creo que no me viene mal. Estaba demasiado apoltronado... Desde hace algún tiempo todos los días me convidan a callos... Voy engordando demasiado, ¿no te parece? Despidiose el P. Gil a la puerta de su casa y siguió caminando con pie más ligero hacia la suya.

Eran por lo demás viejas escopetas que de seguro habrían herido al primero que hubiese querido servirse de ellas. ¡Bueno! decía un valenton; si quieren que nos alzemos, ¡adelante! Pero el valenton fué sacudido á golpes y á puñetazos, pellizcado por las mujeres como si fuese el propietario de las escopetas. En la Hermita la cosa ya fué más grave si bien metió menos ruido y eso que hubo tiros.

En esto, vino el señor Tiniente, a quien contaron maravillas de la Gitanilla; él las hizo bailar un poco, y confirmó por verdaderas y bien dadas las alabanzas que a Preciosa habían dado; y poniendo la mano en la faldriquera, hizo señal de querer darle algo; y habiéndola espulgado, y sacudido, y rascado muchas veces, al cabo sacó la mano vacía, y dijo: ¡Por Dios que no tengo blanca!

Ahora la compasión era infinita.... Al fin había sido quien había abierto su alma a la luz de la religión, de la virtud.... Ana pensó en la fe quebrantada, agrietada, como si la hubiese sacudido un terremoto. El Magistral y la fe iban demasiado unidos en su espíritu para que el desengaño no lastimara las creencias. Además, ella siempre había amado más que creído.

Los hubiera visto un momento antes de que usted llegara. ¡Con qué pasión dolorosa se besaron, obligados por ! Sacudido por estas últimas palabras, Muñoz se adelantó, sin responder a Laura, y tocó el hombro de Adriana. Pero su gesto autoritario no correspondía al verdadero estado de su espíritu.

Por toda la comarca se ven las llanuras y las bajas colinas cubiertas de viñedos, plantaciones de cereales, olivares, etc., cuyas tintas hacen muy bello efecto en el horizonte lejano. La bahía tiene como 58 kilómetros de circunferencia. Como se ve, Cádiz remeda un barco inmenso flotando entre dos bahías, sacudido por las ondas en todas direcciones.

Como diez antes sobre el sofá, ella, Inés, tendida en el diván del antepalco, sollozaba la pasión de Wagner y su dicha deshecha. ¡Inés!... Sentí que el destino me colocaba en un momento decisivo. ¡Diez años!... ¿Pero habían pasado? ¡No, no, Inés mía! Y como entonces, al ver su cuerpo todo amor, sacudido por los sollozos, murmuré: ¡Inés!