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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Los demás, cuando se enteraron del asunto, también rieron. Elena se aprovechó lindamente para embromar a su concuñado y ponerle de veras amoscado. Comenzaron en efecto los ensayos del drama o más bien alta comedia según el tecnicismo teatral. Tristán se trasladó a Madrid con su esposa y comenzó a asistir a ellos.
La duquesa, inmóvil á sus espaldas, parecía comunicarle su fe. Hizo varias tallas, siempre ganando, y al aumentar considerablemente el dinero de la banca, se excitó la codicia de los jugadores. Los que rieron de la torpeza de Spadoni fruncían ahora las cejas con un interés agresivo, tomando parte en el juego. Así como aumentaba el capital, eran más gruesas las puestas.
Que es lo que se quería demostrar, Florián amigo, y lo que yo me tenía muy sabido; que eres un monigote y no un nombre. Roger y Florián se rieron de buena gana y el primero se sentó junto á los polemistas. Ahí va un arenque, compañero, dijo Florián; pero antes de participar de nuestra espléndida hospitalidad, tenemos que imponeros ciertas condiciones.
El feroz minero dejó de reir y le lanzó una mirada torva. Los parroquianos rieron discretamente y admiraron el valor de Martinán.
Marchábamos despacio por la muralla adelante hacia las Barquillas de Lope, cuando encontramos a dos padres del Carmen que volvían apresuradamente a su casa. Adiós, Sr. Advíncula dijo lord Gray. ¡San Simeón bendito! exclamó perplejo uno de los frailes . ¡Es milord! ¡Quién le había de conocer en semejante traje! Uno y otro carmelita rieron a carcajada tendida. Voy a soltar el manto real.
Enterados los demás jesuitas se rieron en coro y a todo trapo, porque además de las chuscadas de la forma, había en el discurso una intención satírica que les agradaba en extremo.
Somos unos millonarios del desierto que vivimos todavía en la primera semana de la creación de un mundo. Como quien dice unos millonarios... salvajes. Los tres rieron de este título y luego quedaron pensativos. Sus ojos dejaron de ver el hall donde se encontraban y la elegante concurrencia de las mesas inmediatas.
Todos los presentes se rieron de la multitud de las caperuzas y del nuevo pleito. Sancho se puso a considerar un poco, y dijo: -Paréceme que en este pleito no ha de haber largas dilaciones, sino juzgar luego a juicio de buen varón; y así, yo doy por sentencia que el sastre pierda las hechuras, y el labrador el paño, y las caperuzas se lleven a los presos de la cárcel, y no haya más.
No lo niego. Ambos rieron con alegría, embromándose cariñosamente, mecidos en dulce fraternidad que los hacía felices. Cecilia se retiró al fin. Antes de llegar a la puerta se volvió, preguntando con timidez, donde apuntaba un vivo y mal disimulado deseo: ¿Quieres que te haga yo la cura?... Debes estar molesto... El joven vaciló un instante. Temía ofender el pudor de su hermana política.
Los paisanos rieron á carcajadas. Todos le abrazan hechizados por tan espiritual salida.
Palabra del Dia
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