Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de junio de 2025
El cazador de animales y el de hombres también se alegran cuando, después de porfiada persecución por bosques y barrancos, ribazos y valles, se encuentran frente á su víctima y consiguen alcanzarla con sus balas. Ni fatigas ni riesgos les han hecho cejar, porque una esperanza los sostenía, y cuando descansan junto á la derribada presa, olvidan cuanto han padecido.
Es allí donde está la casita, las sendas, los ribazos donde he tenido los sueños más felices. El aspecto de las montañas, cuando el ganado aterido de frío baja a la llanura. Los espinos, el viento, la hierba seca, tienen íntimas melodías, que sólo el alma comprende.
Olvidando sus acostumbradas correrías por montes y riscos, la sacaba todas las tardes, sin faltar una, a dar paseítos higiénicos, que crecían gradualmente; y Nucha, apoyada en su brazo, recorría el valle en que los Pazos de Ulloa se esconden, sentándose en los murallones y en los ribazos al sentirse muy fatigada.
Los ribazos del rio Machupo son bastante altos sobre un largo espacio de su curso, circunstancia que debe favorecer al cultivo de sus orillas, siendo de estrañar por lo tanto que no se haya pensado en situar las misiones á ménos distancia.
Las anchas higueras temblaban como enormes paraguas rotos, dejando entrar el agua en el amplio recinto cobijado por su cúpula. Los almendros, desnudos de hojarasca, temblaban como negros esqueletos. Los profundos barrancos llenábanse de aguas mugientes que rodaban infecundas hacia el mar. Los caminos, empedrados de guijarros azules, entre altos ribazos de piedra seca, convertíanse en cataratas.
Pasaban los postes telegráficos como pinceladas amarillas sobre el fondo negro de la noche, y en los ribazos brillaban un instante, cual enormes luciérnagas, los carbones encendidos que arrojaba la locomotora. El pobre hombre estaba intranquilo, como si le extrañase que le dejara permanecer en aquel sitio. Le di un cigarro, y poco a poco fue hablando.
Las tiraban del rabo, cogíanlas de las piernas, obligándolas á andar con las patas delanteras, las hacían rodar por los ribazos ó intentaban cabalgarlas colocándose de un salto sobre sus sucios vellones. Y los pobres animales en vano protestaban con tiernos balidos, pues no los oía el pastor, ocupado en relatar con fruición la agonía del último francés matado por él.
Por allí andaba Pimentó, que acababa de llegar de la taberna con cinco músicos, tranquila la conciencia después de haber estado durante algunas horas junto al mostrador de Copa. Afluía cada vez más gente á la barraca. No había espacio libre dentro de ella, y las mujeres y los niños sentábanse en los bancos de ladrillos, bajo el emparrado, ó en los ribazos, esperando el momento del entierro.
Si parlanchín era el pastor, no le iba en zaga el maestro. Ambos emprendían una interminable conversación, y los discípulos abandonaban los bancos para oirles de cerca ó iban á jugar con las ovejas que rumiaban la hierba de los ribazos cercanos. A don Joaquín le inspiraba gran simpatía el viejo.
Por los ribazos laterales, con un brazo en la cesta y el otro balanceante, pasaban los interminables cordones de cigarreras é hilanderas de seda, toda la virginidad de la huerta, que iban á trabajar en las fábricas, dejando con el revoloteo de sus faldas una estela de castidad ruda y áspera. Esparcíase por los campos la bendición de Dios.
Palabra del Dia
Otros Mirando