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Actualizado: 22 de junio de 2025
El revólver es para matar a ese y a esa... sobre todo a la francesota, infame, traicionera... Guillermina recibió impresión muy fuerte con estas palabras; pero hizo un esfuerzo por aparentar que no perdía su serenidad. «Fuertecillo es, sí, señora... Pero su marido de usted no hará nada. He hablado con él y me ha parecido muy razonable».
Don Carlos sacó de su cintura un revólver, apuntándolo contra el pecho de Manos Duras. Y tu un ladrón de novillos, al que todos tienen miedo no sé por qué. Pero si vuelves á robarme uno de mis animales, este viejo se encargará de hacerte justicia.
La directora de la Universidad empezó á inspirarle cierta antipatía por haberle prohibido que tirase al revólver en un rincón del parque, lo mismo que tiraba de pequeña en algunos de los campamentos de Craven, ante los viejos mineros. La gloria estaba para ella en los ejercicios físicos, dejando á sus compañeras los laureles de las ciencias y de las letras.
Yo también dijo Maximiliano de una manera siniestra , te he comprado a ti esta tarde un regalito... Mira. Alargó el brazo para sacar de debajo de la mesa algo que ocultó al entrar. Era un objeto envuelto en papeles, que descubrió lentamente, cuando ella se inclinaba risueña para verlo. «¿A ver... qué es?... ¡Ay!, un revólver...».
Yo, que no tenía otro móvil que la justicia, cuando les vi, cuando me persuadí de que pecaban, creo que si tengo un revólver, les suelto los seis tiros por la espalda. Bien, bien dijo la esposa con ferocidad . ¿Por qué no lo hiciste? Eres un tonto... Aunque después me hubieras matado a mí también. Tienes derecho a hacerlo. Les vi entrar en aquella casa... Fortunata abría los ojos con espanto.
Llevaba yo un revólver en el bolsillo. ¿Para qué? Si hubiera disparado los seis tiros que tiene, ninguno hubiera dado a mi enemigo. No sé tirar, y además me temblaba la mano. Todo yo estaba convulso. »Además, ¿por qué no confesarlo? Creo que yo no sería capaz de matarle, aunque le hallase dormido y pudiese poner a mansalva el cañón del revólver en una de sus sienes.
Después de entrar en ella e informarse de que la señorita no estaba, subió lentamente hacia la iglesia, y al pasar por delante de ella y ver una cruz de hierro que hay en el atrio, vínole al pensamiento la idea de que debía haberse traído el revólver. Retrocedió, y a mitad del camino acordose de que su mujer había guardado el arma. ¡Qué tonto estuvo él en permitírselo!
Harto ya de revirados y yoparás, que el pregusto de la huída tornaba más indigestos, deteníase aún por falta de revólver, y ciertamente, ante el winchester del capataz. ¡Pero si tuviera un 44!... La fortuna llególe esta vez en forma bastante desviada. La compañera de Cayé, que desprovista ya de su lujoso atavío lavaba la ropa a los peones, cambió un día de domicilio.
Tristán se llevó la suya al bolsillo y dejando asomar la culata de un revólver profirió con reconcentrada ira: ¡Mátalos! ¡Mata a esos traidores! Reynoso no se movió. Se oyó el ruido del coche que se alejaba. Nadie habló una palabra en algunos minutos. Al fin Escudero puso una mano sobre el hombro de aquél y dijo con voz conmovida: ¡Germán! ¡amigo mío! ¡valor!
La mano invisible del hombre sin fisonomía ha caído ruidosamente sobre el rostro de don Juan como cae el mazo del batán sobre la superficie del agua. El ofendido saca un revólver, dispara y se oye un ruido semejante al desplome de un cuerpo exánime.
Palabra del Dia
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