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Sin embargo, relacionándolos con las insinuaciones de esa mala peste de Sofía Jansien, tienen algo de alarmante. Por lo menos prueban la existencia, alrededor de mi pobre Luciana, de enemistades que no retroceden ante nada. Pero por dónde buscar esclarecimientos. Preciso será que la Jansien me explique sus frases ambiguas y sus reticencias.

Freya tenía la certeza de que trabajaban en el aprovisionamiento de los submarinos existentes en el Mediterráneo español. Todos conocían al capitán Ferragut por el suceso de Marsella, y hablaban de su persona con lúgubres reticencias.

Sin embargo, esta tierna precipitación no se avenía, por cierto, con su actitud subsiguiente, tan llena de silenciosas reticencias, ni menos con la enigmática aprensión con que había rehuido su caricia. ¿Eran desigualdades de su carácter, simples rarezas, como ella decía? Se sorprendió de no haber puesto la atención, hasta entonces, en la manera casi hostil con que le trataba Raquel.

Desde aquí había escrito a Núñez una carta anunciándole que estaba resuelta a cortar el lazo amoroso que los unía. No queriendo decirle el motivo real que a ello le impulsaba y no siendo extremadamente hábil en el género epistolar, se perdía en una serie lamentable de frases sin sentido, reticencias y exclamaciones inútiles.

Tío dijo la joven sonriendo tan melancólicamente que no se comprendía cómo podían sonreír así aquellos labios tan sonrosados tío, no hay corazón impenetrable para los ojos de los que aman; yo que le quiero a usted he alcanzado a leer en el suyo. ¿Y qué has visto en él? Antonia miró a su tío e hizo un gesto de vacilación. ¡Vamos! ¡habla! ordenó el doctor. ¡No me martirices más con tus reticencias!

Queriendo concluir pronto, expuso en términos tan concretos como pavorosos su situación, y luego hizo una protesta enérgica de sus ideas morales. Ella quería y se proponía ser honrada. Las reticencias de su tía la herían en lo más vivo del alma.

Haciendo elogios hiperbólicos de la virtud y el talento de su compañero, supo, no obstante, clavarle el estilete hasta la empuñadura. Sus reticencias insidiosas, el acento protector y triste con que disculpó las faltas de los sacerdotes, y las últimas palabras dirigidas a excitar la benevolencia del tribunal, causaron profunda impresión en el auditorio.

Yo no me quejo de esas reticencias; Vd. me da avisos prudentes, gran parte de los cuales acepto y pienso seguir. Si va Vd. más allá de lo justo en el recelar consiste sin duda en el interés que por se toma y que yo de todo corazón le agradezco. 4 de Mayo. Extraño es que en tantos días, yo no haya tenido tiempo para escribir a Vd.; pero tal es la verdad.

Quise saber pormenores de su vida. Los datos vagos que me había suministrado la madre Florentina habían excitado fuertemente mi curiosidad, y las reticencias de ahora no eran a propósito para calmarla. Isabel sabía poco, o no quiso decirlo. Parece que Gloria fue metida en el colegio contra su voluntad y que luego se hizo monja por no avenirse con su madre.

Al día siguiente los periódicos... Pero, ¿quién es el autor? ¿Es un principiante, un desconocido? ¡Qué nube! ¿Es algo más? ¡Qué reticencias! ¡Qué medias palabras! ¡Qué exacto justo medio! ¡Después de todo eso haga usted comedias! Anch'io son pittore.