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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Se adivina que es una mujer ácida, de las que «hacen historias» á los amigos; una especie de calamar amoroso, que esparce en torno la amarga tinta de su mal carácter. Conversa con una respetable matrona que vuelve llorosa de la estación de despedir á su hijo, que es soldado. Junto á ella está una hija de catorce años, mirando á la vecina con ojos curiosos y admirativos.

Pues, señor, ahí va D. Francisco hacia la casa del señor aquél, que, á juzgar por los términos aflictivos de la carta, debía de estar á punto de caer, con toda su elegancia y sus tés, en los tribunales, y de exponer á la burla y á la deshonra un nombre respetable. Por el camino sintió el tacaño que le tiraban de la capa. Volvióse... ¿y quién creéis que era?

Lo cual le puso de tan excelente humor, que desde entonces no cerró boca y consiguió tener suspensos y embelesados con su charla insinuante lo mismo a D. Pantaleón que a su esposa. Pero la noche corría. Habían sonado ya las once y media, hora en que aquella respetable familia tenía por costumbre retirarse.

Un respetable escritor, virtuoso y docto, hijo de la orden de San Francisco, dice en sus escritos: «Dicho puente fué construido por el reverendo padre Fr. Victoriano de Moral.

En todo caso, sería verdaderamente difícil suponer ahora nada incorrecto en tales relaciones. Elena al Padre Jalavieux. Septiembre. Puesto que usted me lo permite, querido y respetable padre, y hasta me lo pide con insistencia, voy a continuar, con toda sinceridad y confianza, el relato de mis impresiones.

Cuando don Bernardino escuchó aquello de Jacintito y de los cincuenta mil nacionales entrampados, se enfadó, muy lastimado de que fueran a cobrarle cuentas de su hijo, joven mayor de edad, socio de una respetable casa de comercio, que marchaba sin andadores, porque no le hacían falta.

Una nube de tristeza pasó también por la bella alma apasionada de la respetable viuda, y sus miradas comenzaron a ser tímidas, inquietas, llenas de muda reconvención. Sonó la campanilla de la puerta. Nadie lo advirtió mas que el ama de la casa y Obdulia, cuyo rostro se cubrió de palidez.

Dos ó tres hidalgos; otras tantas señoras machuchas; dos jóvenes amiguitas de Lucía, sobrina de D. Fadrique; un respetable señor cura y un caballerito forastero y muy elegante componían la reunión de casa de D. José, que empezó antes de que anocheciera. Nadie llamó la atención de D. Fadrique, que era harto distraído.

Esta abstraccion extraordinaria es respetable en hombres que de tal suerte han enriquecido las ciencias con admirables inventos; ellos tenian verdaderamente una mision que cumplir, y en cierto modo era excusable que á tan alto objeto sacrificaran su salud y su vida.

Usted habrá oído hablar de una sociedad establecida en Gijón que se llama Unión Carbonera... No señor ni gana respondió el capitán con su acostumbrada viveza. Es una sociedad muy respetable, compuesta de personas de posición, que se dedica á la explotación de minas... , de minas y tontos... Todas esas sociedades son pillería.

Palabra del Dia

ciencuenta

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