Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de mayo de 2025
¡Todos! ¿me entiende usted, don Fernando? Todos a la vez, gritando: «No queremos más engaños; no os serviremos para que esto continúe». Y don Fernando aprobaba con movimientos de cabeza. Sí, todos al mismo tiempo; así había de ser: todos, despojándose de la piel de la bestialidad resignada, única vestidura que la tradición cuidaba de mantener sobre sus hombros.
Yo preferiría que mi hijo no tuviese ninguno de esos vanos talentos mundanos, a que se rebelara contra los dogmas que han sido fuerza, luz y consuelo de mi existencia, y por los cuales he sufrido resignada todas las adversidades de este mundo. 20 de febrero de 1825.
Resignada y triste se pasea con Margarita por un campo solitario, entre flores silvestres. Acércase á ella Wolsey, fugitivo, sediento y muerto de hambre, y le pide una limosna. La Reina se había tapado el rostro para no avergonzarlo, y le entrega sus últimas joyas; entonces se descubre á sus ruegos, y él, desesperado, le da las gracias.
Entonces imaginó Peñálvez la odiosa vida de servidumbre a que lo sometería quizás el Chucro en aquel desierto lugar de salvajes y bandoleros. Su esclavitud sería aún más dolorosa y miserable que la de la mujer aquella, que tan resignada parecía de su suerte, ¡y hasta satisfecha!
Raúl mismo se había dejado engañar, y al verla tan resignada, tan valerosa y tan tranquila, había experimentado un alivio mezclado de despecho... ¡Se consolaba, según él, muy fácilmente!
Se levantó de una butaca baja mostrando una fisonomía pálida bajo sus cabellos blancos y, dulce y resignada, dió las gracias á Marenval por su visita, si no dichosa por ver alterada la soledad de su existencia, agradecida por un paso que denotaba un recuerdo afectuoso. Marenval se sentó y dirigió la vista hacia un magnífico retrato que representaba un elegante joven de cara franca y alegre.
El primer sentimiento de Clara al oír esto, fué una repentina alegría. ¡Salir de allí! Ya había perdido esa esperanza. Pero la situación aquélla no era para alegrarse. Pronto lo conoció, y esperó resignada el fin de su sentencia. Dile, dile la causa indicó Salomé, afectando gran respeto al procedimiento. La causa bien la sabe ella dijo Paz; pero no puedo contener la cólera.
Pero a pesar de esto, repetía sus palabras de gratitud. ¡Gracias, muchas gracias! Se llevaba con ella algo que no le iban a quitar: la dulce melancolía del recuerdo, que puede embellecer la penumbra de una existencia resignada. Pensaría en él, como en un otoño suave, cuando sintiese el frío de la soledad.
No obstante, debo reconocer que Germana disimula con cuidado sus pequeños resentimientos. Su cortesía con don Diego es irreprochable. Conversa con él horas enteras sin dar muestras de cansancio; le escucha hasta con gusto; le responde algunas veces y acoge sus ternezas con una dulzura fría y resignada. Un hombre menos delicado no advertiría que es aborrecido; mi hijo lo sabe y la perdona.
Sabría, con mis bromas alegres y vivas, disipar las nubes, devolver a las frentes su serenidad, y haría de modo que siempre brillara entre esas paredes un último rayo de sol. Mi vida transcurriría sin deseo, feliz tan sólo de la dicha de los míos, en una abnegación discreta y resignada.
Palabra del Dia
Otros Mirando