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No hace falta que me desquites, querida repuso el poeta con tono sosegado, donde se advertía la ira desdeñosa, mi familia no ha conquistado un nombre ilustre por la intercesión de ningún cómico; renuncio desde ahora, de buen grado, al teatro y a todo lo que con él se relaciona... Con que... hasta la vista.

Primero mudar de aires; luego entonarte con una enseñanza primaria; después sigue la gran toma, el casorio con Juan Bou, y por último viene la extirpación del cáncer, que es la idea del marquesado». Isidora creía escuchar el mayor de los insultos. «Si de ese modo quieres curarme dijo con altivez , renuncio a tus medicinas.

Conociendo él, sin duda, las dotes, de que carecía y su verdadera disposición poética, renunció á ganar fama de poeta original, y se dedicó á mejorar y pulimentar las obras dramáticas de otros poetas. Muchas de sus mejores comedias son imitaciones ó plagios de pensamientos y escenas aisladas, tomadas de otros, pudiendo compararse á mosáicos hechos con habilidad y limpieza.

Como muchos otros dramáticos de su época, entró en su edad adulta en el estado eclesiástico: fué capellán del cardenal Moscoso, y rector, nombrado por éste, del hospital del Refugio, consagrándose con tal celo á la práctica de sus deberes religiosos, que, no obstante los grandes aplausos que se prodigaban á sus comedias, renunció por completo á la poesía dramática . De la última comedia, que escribió, Santa Rosa del Perú, sólo son suyos los dos primeros actos, habiendo compuesto el tercero D. Pedro Francisco Lanini y Sagredo, con cuya colaboración había escrito antes otras muchas comedias . Moreto murió en Toledo en 28 de octubre de 1669, y fué enterrado en la parroquia de San Juan Bautista.

Me parece dije tímidamente que había hecho un boceto un poco mejor. ¿El primero? No, querida; era igualmente feo en otro género. Había exagerado en un sentido opuesto... Una cara de luna llena, boca común y conjunto de una vulgaridad repugnante. Jamás consentiré en reconocerme en los pintarrajos fantásticos de la señorita Grevillois. Renuncio a ello.

Esto ocurría por el mes de Julio de 1876, y al reunirse la Diputación en Noviembre de dicho año me dedicó en su Memoria semestral el siguiente párrafo: «No cumpliría con un deber que a la vez imponen los fueros de la cortesía y el homenaje que las rectas conciencias rinden a la verdad, si al comenzar este trabajo, la Comisión no hiciese público el sentimiento de consideración que debe al que fue su dignísimo vicepresidente, don Pascual Verdú, el cual renunció su cargo en Julio último, no por disentimiento con sus compañeros, sino por tener que trasladar su residencia a Madrid.

Mandó por cigarros habanos y me regaló un puñado de ellos. A la tertulia de Anguita seguía asistiendo con bastante puntualidad mi ex rival Daniel Suárez. Desde la tarde aquella de la excursión a La Palmera, en vez de aumentar su hostilidad hacia , decreció notablemente. Con buen acuerdo, sin duda, comprendió que la lucha era imposible, y renunció a ella.

Después de un período de tres o cuatro meses de hazañas si no ha logrado salir de su mísera posición de instrumento la policía, que no le pierde ojo, lo pilla en un renuncio y tiene que confesar su vida y milagros, quedando en la categoría de criollo. ¡Se le acabaron sus privilegios de extranjero! El complemento del pillo es la mujer.

El Escuadron de Maza Sin casco ni coraza Se avanza con valor, Y su entusiasmo brilla Como en verde cuchilla Los reflejos del sol. Y con marcial fiereza Se mira á su cabeza Zacarias marchar: Alma grande y altiva Que renunció la oliva Del pacífico hogar. Y voló á la batalla, Y la acerada malla Y el plomo despreció, Y al frente de sus bravos De Rosas los esclavos Valiente acuchilló.

Por no sufrirlo y por el amor que profesaba a Lancia renunció al empleo y vino a habitar de nuevo el churrigueresco palacio en que nos hallamos. La soberbia, o por ventura su carácter excéntrico, le hicieron cometer, en este período de su vida de mayorazgo solterón, mil extravagancias y ridiculeces que asombraron y fueron el regocijo de la ciudad mientras no llegó a acostumbrarse.