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Actualizado: 19 de junio de 2025
Hubo por entonces un conato de sublevacion en sentido de reconocimiento del Consejo de regencia, y sorprendidos por la Junta, los revoltosos fueron condenados unos á encierro en las bóvedas de Puerto-Cabello y la Guaira, y otros desterrados á perpetuidad. Entre estos últimos figuraban los ricos hermanos peninsulares Don Francisco y Don Manuel Gonzalez y Linares, del comercio de Carácas.
Rey D. Fernando VII: pues que, dispersada de Sevilla, y acusada de malaversacion de sus deberes por aquel pueblo, pasó en el discurso de su emigracion y dispersion á constituir, sin formalidad ni autoridad, una Regencia, de la que nadie puede asegurar que sea centro de la unidad nacional y depósito firme del poder del Monarca, sin esponerse á mayores convulsiones que las que cercaban el momento vicioso y arriesgado de su instalacion.
Llegaron a la Aduana, pidió permiso el que los mandaba para entrar a saludar a la Regencia, se lo negamos, creyendo que los de la Junta no habrían perdido el juicio; insistió D. Pedro, golpeando el suelo con el sable y profiriendo amenazas y bravatas; entramos a notificar a los señores qué clase de estantiguas querían colarse en el palacio del gobierno, y este al fin consintió en ser felicitado por los caballeros a la antigua, temiendo despopularizarse si no lo hacía. ¡Debilidad propia de autoridades españolas!
Pues que imitara sus vicios». Para la Marquesa no había más que Luis XV y Regencia. Los muebles de su salón amarillo y la chimenea de su gabinete estaban copiados de una sala de Versalles, según aseguraban el tapicero y el arquitecto; pero el amor de la Marquesa a lo mullido y almohadillado había ido introduciendo grandes modificaciones en el salón Regencia.
Un escritorio pompadour, algunas sillas regencia, varios retratos al pastel; en el techo, pintados al óleo, algunos amorcillos nadando en una atmósfera, azul en otro tiempo. ¿Es el cuarto de su mamá? preguntó Amalia. No replicó el conde riendo, mamá dormía en otro lado. Se llama así desde tiempo inmemorial. Quizá alguna de mis abuelas lo había elegido para sí.
Pronto las provincias de Barcelona, Cumaná, Margarita, Varinas y asi sucesivamente las demás, menos las de Coro y Maracaibo que se declararon fieles á la regencia, enviaron sus diputados á la junta, reconociendo asi el nuevo gobierno de Venezuela.
Dicen que la Regencia tanteó a la tropa para dar un golpe, pero la tropa no quiso ponerse de su parte. La tropa dijo Ostolaza ha cometido la falta de inclinarse al populacho. Lo que no se ha hecho, señores dije yo con profético tono se hará. Y repetí varias veces, mirando a todos lados, el enérgico «se hará».
De un bocado se tragará Cortes y Regencia. Es el hombre de mejores ocurrencias que he visto en mi vida, y de seguro ha venido aquí a reírse de sus compañeros de procuraduría. ¿No es aquel que está a su lado D. Antonio Capmany? ¡Miren qué facha! No se puede estar quieto un instante y baila como una ardilla. Ese que se sienta en este momento es Mejía.
Hoffmann había llegado á tiempo, en la época de la Regencia, después de la orgía de los placeres y de la orgía de los medicamentos con que se agravaba á la primera. Aquel sabio dijo: «Huíd de los médicos: sed sobrios y no bebáis más que agua.» Fué una reforma moral.
Dom Pedro reinó durante nueve años, y el 7 de abril de 1831 abdicó el trono en favor de su infante hijo Dom Pedro II. Se nombró entonces una regencia, que gobernó hasta el año de 1840, en que el joven emperador llegó a mayor de edad y fué coronado.
Palabra del Dia
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