Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de junio de 2025
Subió Delaberge a su habitación, pero los incidentes de aquella tarde le tenían un poco excitado y no se sentía con ganas de dormir. Abrió la ventana que daba al jardín. Hacia el otro extremo de la fachada vio una luz en una ventana y recordó que era aquélla su habitación, ahora ocupada por Simón Princetot.
El perro recordó que ya había visto aquella cara en otra parte, pero no quiso dar su brazo á torcer ni confesar que se había equivocado, y siguió ladrando, aunque sin gana y por compromiso. ¿Qué es eso, Canelo?... ¿Te olvidas de los amigos?... Guau, guau, guau. ¿Dónde dejaste á tu amo, Canelo? Guau... guau. ¿Venís de caza, Canelo? Guau...
Sin saber por qué, recordó uno de sus juegos en el Hospicio. Los muchachos cogían una mosca, la arrancaban las alas y empujábanla después, pretendiendo que volase. ¡Ay! El era como aquella mosca. Le habían arrancado las alas; le habían arrebatado las armas naturales para la lucha por la vida.
Nos habíamos reunido todos después de la comida y mi pobre padre recordó la vez aquella en que también allí mismo nos habíamos congregado con otro objeto, cuando me enfermé en el camino y fui traída a la casa de ustedes. ¿Y no recuerda que el señor Seton pareció poner en duda la afirmación de mi padre, que declaró tener ya una fortuna de cincuenta mil libras?
No los miró, pero la mirada de Maud fue a ella: una mirada agresiva, de cólera mortal, que pareció clavarse en su espalda. Fernando recordó que así miraba la otra; así eran los ojos de Teri cuando en sus viajes le inspiraba celos una compañera de hotel. Los ojos de Mrs. Power, cuando dejaron de ver a Mina, volviéronse hacia Fernando con una avidez de posesión.
Indudablemente míster Power... Recordó Ojeda que en la noche anterior Maud se había arrancado de sus brazos en el primer momento, corriendo a aquella mesa con el ansia de reparar un olvido. Sin duda fue para ocultar al simpático mister, que otra vez ocupaba el sitio de honor, transcurridas las horas de ingratitud y de pecado.
Llegó la noche medrosa y sombría. En aquella soledad asaltaron a Plácido mil ideas tristes. Los recuerdos de la niñez surgieron en su mente con claridad extraña. Recordó que, seis años hacía, le habían arrojado de otro asilo con severidad y dureza harto diferentes.
Riose de aquella ridícula especie, y mientras despedazaba el papel, recordó la anterior invención sobre la complicidad del mancebo con los conspiradores de la morería. Los meses pasaron.
Y mientras ella se fingía algo enfadada para evitar nuevas explicaciones, Miguel recordó el rosario de Satán del amigo de Lewis y sus extraños adornos. El carruaje empezaba á ascender por la cuesta de Mónaco. Los buques y el puerto parecían hundirse gradualmente á cada vuelta de sus ruedas.
Una, para consolarse, recordó malignamente al ingeniero Torrebianca. ¡Y será capaz de venir esta tarde con los queridos de su mujer!... Parece imposible que un hombre sea tan... ciego. Deben marchar de acuerdo los dos.
Palabra del Dia
Otros Mirando