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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Pero no, seguramente, usted no me desprecia; si así fuera, ¿me habría usted podido demostrar tanto afecto? Por otra parte, lea usted mi cuaderno, allí está todo. »Al principio no le estaba destinado a usted. Yo quería enviarlo, después de muchos años, cuando a nuestra vez hubiéramos sido viejos, al hombre a quien pertenece mi alma, para que supiera por qué lo había rechazado.

El príncipe polaco Ricardo se halla en la corte de Lorena para pedir la mano de la duquesa Estela; pero como le consta su aborrecimiento á todos los hombres, teme ser rechazado como sus predecesores, y para evitarla, y excitar en su provecho la curiosidad y el amor propio de Estela, hace circular el rumor de que él se burla de su odio. Esto da origen á una intriga de las más interesantes.

Todo lo cual prueba que nuestros dragones de España han rechazado al enemigo en la carretera de Senones y que éste teme verse envuelto por Schirmeck. Por lo tanto, no comprendo, Catalina, la razón de su inquietud. Y como Hullin la mirase con aire interrogativo, la labradora dijo: Usted va a reírse de , pero óigame: he tenido un sueño. ¿Un sueño? ; el mismo que tuve en «El Encinar».

Y se asomó a la ventana para respirar, pero, como rechazado por una fuerza invencible, se alejó con horror, y se apoyó sobre el borde de su cama. Sus ojos estaban rojos y ardientes; su mirada, largo tiempo fija, se veló poco a poco; y sucumbiendo a la fatiga y a la agitación, sus ojos se cerraron. Al principio resistió al sueño, después cedió...

En el año de 1806, encontrándose la Gran Bretaña a la sazón en guerra con España, despachó una flota al Río de la Plata bajo las órdenes de Sir Home Pópham, quien atacó a Montevideo, pero fué rechazado; no así en un segundo ataque hecho con mayor fuerza el año siguiente, pues el 23 de enero de 1807, los ingleses tomaron el fuerte de Montevideo después de un sitio de ocho días.

¿Y queréis que yo embista con una mujer que os ha rechazado? replicó Montiño. Habéis sorprendido á esta mujer. ¡Yo! Se ha puesto pálida al veros. Perdonad, á también me sorprendió... Mejor: ella ha reparado en vuestra sorpresa y espera. Perdonad, pero la sorpresa pasó. Créolo: pero os repito que los amores de esta mujer interesan... ¿A quién? A la reina. ¡Ah!

Cándida, por el contrario, traía buenas noticias... «Novaliches sale con un ejército atroz, pero muy atroz... Verá usted cómo los desbarata en un decir Jesús... Cuentan que en algunos pueblos de Andalucía han rechazado a los rebeldes... Aquí hay mucha gente que quiere alarmar, y pinta las cosas con colores demasiado vivos. Yo he oído que no es tanto como se dice».

La tributó, uno tras otro, los homenajes y acatamientos que saben rendir los amantes finos, las caricias apasionadas, el testimonio de un amor respetuoso en la apariencia, en realidad libre y desvergonzado. La pobre Rosa, que había rechazado con denuedo las acometidas bruscas y groseras, no tuvo fuerzas para resistir este género de ataque tan diferente, tan nuevo para ella.

Esto lo dijo con un airecito de seguridad impertinente, en el cual adivinaba yo este pensamiento: «¡qué he de ser rechazado!...» Y ... ¿qué le dijiste? Estuve por darle allí mismo unas calabazas más redondas y más duras que su cabeza. Pero me contuve. Me daba cierta lástima apabullarle en su doble orgullo de rico y de aristócrata. En estos casos las disposiciones deben ser mutuas.

Transcurrió el tiempo y al abandonar el lujo de sus primeros años de matrimonio, para tomar sitio entre las madres de severa respetabilidad, comenzó á seguir dentro de su casa ciertas prácticas austeras y casi conventuales. ¡Cuántas veces Sánchez Morueta se había visto rechazado con ira, porque era Cuaresma ó estaba ella en vísperas de una comunión aparatosa!...

Palabra del Dia

atormentada

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