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Actualizado: 24 de junio de 2025


Nadie chistaba; había llegado el momento de conocer si el memorial de Martínez era acogido o rechazado, si era necesario pactar con los invasores o perseguirlos, como a perro que huye, con maza al son de almireces y cencerros, hasta los confines de sus bosques desiertos.

Te lo juro; créeme; te lo juro por la salvación de mi alma; no le rechacé porque entraste, y más duramente lo hubiera rechazado yo si no entras. Vengo a decírtelo para que me perdones, porque te amo. Quiero que lo sepas: estoy arrepentida de haberte despedido y me muero por ti y no puedo vivir sin ti.

Cipriano, rechazado por la cristiana, se refugia lleno de desesperación en un lugar desierto á la orilla del mar; los elementos se desencadenan, como lo están también los afectos en su corazón; ve un buque en el mar alborotado, que se hace pedazos contra un peñasco, y un hombre que se salva nadando hasta alcanzar la ribera. Es el mismo Demonio bajo otra forma.

Escapado como por milagro en medio de una noche tempestuosa, las olas agitadas del Plata le dejan al fin tocar la ribera oriental; rechazado aquí, desairado allá, le entregan al fin las fuerzas extenuadas de una provincia que ha visto sucumbir ya dos ejércitos.

Un instante después nos hallábamos en el parque. La sirvienta, vestida á la moda del país, marchaba delante, llevando una linterna; luego iba la señorita de Porhoet, derecha y silenciosa, levantando con mano cuidadosa y decente los pocos pliegues de su angosta saya de seda; había rechazado secamente el ofrecimiento de mi brazo, y seguía á su lado, con la cabeza baja, muy poco satisfecho de mi papel.

Juan Anio de Viterbo, el P. Herman de la Higuera son despreciados de todos los hombres de juicio, porque descubiertamente, y de intento han engañado á muchos, fingiendo aquel inscripciones antiguas, y este libros apócrifos, como son los Cronicones de Flavio Déxtro, y otros que ha rechazado D. Nicolas Antonio.

El Victory atacó primero al Redoutable francés, y rechazado por este, vino a quedar frente a nuestro costado por barlovento. El momento terrible había llegado: cien voces dijeron ¡fuego!, repitiendo como un eco infernal la del comandante, y la andanada lanzó cincuenta proyectiles sobre el navío inglés. Por un instante el humo me quitó la vista del enemigo.

Al propio tiempo ó con poca diferencia, los indios de la parte de Azangaro, doblando sus esfuerzos, volvieron sobre el pueblo de Capachica, cuyos indios fieles con algunos mestizos los habian rechazado á los principios: pero al fin cedieron á la multitud, que apoderada de la poblacion, usó las mismas crueldades que en las demas, pasando á cuchillo á todos los españoles y gente blanca, que pudieron haber á las manos.

Nos contó cómo había rechazado en la Cava Baja con veintisiete hombres a dos compañías de cazadores, y de qué forma estaba dispuesto a «rendir el último suspiro en holocausto de la libertad». Los chulos que tenía a sus órdenes le llamaban «mi general», cosa que nos tenía encantados, por más que no nos pareciese muy en su lugar que los simples soldados bebiesen en la misma copa que el general y discutiesen con él los planes de campaña.

Yo le solté doscientos francos por ocupar su puesto... Representé mi papel a la perfección... ¡Y Chadd se dejó coger en la trampa...! ¡Qué hora pasé, amigo mío...! Ella no la tuvo igual para nadie. ¡Y pensar que yo le había hecho ofrecer, por mediación de la tía Cognal, cincuenta luises...! ¡Y que Chadd los había rechazado...! Ahora me falta todavía dar a Chadd, ¡tan tierna y tan enamorada!, diez y nueve lecciones.

Palabra del Dia

lanterna

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