United States or Australia ? Vote for the TOP Country of the Week !


César se precipita sobre Chadd y le da una lección que la Casa Marvitz no había previsto. Pasada una hora, Chadd despierta: Oye, amor mío... ¡Para la próxima lección vendrás más tempranito! Por la noche, en el Colbert's Bar, el joven barón Latripe charla con su parásito Gemblin, saboreando un cock-tail rosa. LATRIPE. , amigo mío. He conquistado a la pequeña Chadd, y de balde.

Ya en lo alto, es recibido por una mujercita con kimono morado y sembrado de grandes ibis; es la señorita Chadd, que, según se dice, danza en los music-halls, pero que principalmente desempeña otras profesiones menos confesables; pertenece a la «gente alegre» y se gana la vida desayunando, comiendo y bailando el tango en diversos establecimientos de la capital.

CHADD. ¡Oh! ¡Ya está...! ¡Va a ser un exitazo...! ¡Me da lo mismo! ¡Cómo van a rabiar mis compañeras cuando me oigan hablar inglés...! ¿Va usted muchas veces al «Rey Dagoberto»? C

CHADD. ¡No había caído...! ¡Tiene gracia esta lengua...! Todos los piropos parecen insultos... Yo había comprendido «¡Vete a hacer...!» C

LATRIPE. Diez y nueve lecciones como la de hace poco...! ¡Quia! ¡No, amigo mío...! ¡Me dejaría allí los huesos...! ¡No volveré a las andadas...! Compréndeme: he logrado de esta criatura lo que jamás concedió a nadie. La he poseído por sorpresa. ¡Conformes! Si yo insistiera, no tendría delicadeza. Además, Chadd comprendería quizá mi treta, y esto lo echaría todo a perder.

Yo le solté doscientos francos por ocupar su puesto... Representé mi papel a la perfección... ¡Y Chadd se dejó coger en la trampa...! ¡Qué hora pasé, amigo mío...! Ella no la tuvo igual para nadie. ¡Y pensar que yo le había hecho ofrecer, por mediación de la tía Cognal, cincuenta luises...! ¡Y que Chadd los había rechazado...! Ahora me falta todavía dar a Chadd, ¡tan tierna y tan enamorada!, diez y nueve lecciones.

CHADD. ¡No! ¡Yo quiero aprender inglés y nada más...! C

GEMBLIN. ¡ bromeas...! LATRIPE. Se trata de un truco digno de ... Me encontré a un bohemio al que había conocido en el barrio Latino, un tipo asombroso y sabihondo, que se había visto reducido a contratarse en la Casa Marvitz para vivir. Me refirió que iba a dar lecciones de inglés a la pequeña Chadd.

CHADD. ¡Vamos a ver...! ¡Usted me interesa...! ¡Es preciso que le encuentre una mujer...! C

El señor César Juque, pequeñito y un tanto afeminado, no es demasiado ridículo; un joven cándido no se presta jamás a la risa. El señor César Juque va a casa de la señorita Givendolen Lorys, llamada Chadd no se sabe por qué.