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Actualizado: 2 de junio de 2025


No había ejemplo de que ninguna hembra vasca, por alta que fuese su posición social, se negase á este honor. Aresti había visto á señoras de la rancia nobleza admitiendo el aurresku con campesinos y marineros. Era una danza ceremoniosa y parca en los contactos; el hombre y la mujer apenas si en las diversas figuras se tocaban las puntas de los dedos.

Se había casado por unir una gloria más á sus satisfacciones de triunfador; porque le halagaba emparentar con los que habían sido sus amos en Londres, y aquella señorita, de una aristocracia tradicional y rancia completaba la respetabilidad de su riqueza. Pero algo de amor había indudablemente en ello.

Á ver las armas. ¡Hola! aquí tenemos á un Clinton, de la antigua familia de Hanson y á uno de los Pleyel, rancia nobleza sajona. ¿Y vos? Norbury. Los hay en Chesire y también en la frontera de Escocia. Corriente, señores míos; vuestra admisión y presentación tendrán efecto al instante.

La hueste mendicante, con estremecimientos humildes, con un gesto sórdido, se agrupa en torno del hogar. Benita la Costurera asoma en la puerta y murmura la rancia salutación. ¡Alabado sea Dios! ¡Por siempre bendito y alabado! ¿No está Andreíña? Agora vuelve. ¿Dónde anda? Salió a un enredo. Lo mismo tiene que seas . En un vuelo vas al horno de la Curuja... Es mandato del Señor Don Juan Manuel.

Te andas por las alturas... el ramo de señoritas está mal: aguárdate, que voy a decirte.... Levantose Colmenar, y abriendo un cajón de su pupitre, sacó una tira de papel, rancia y amarillosa, cubierta de nombres, que recordaba las listas de proscripción.

España es un país de pirueta, de azar y de aventura, y los mendigos son una rancia y pintoresca representación. En la patria de los pedigüeños, donde todos somos un poco mangantes, el mendigo es perfectamente respetable. Hay en nosotros un sabroso anhelo de tomar el sol tranquilamente, esperando el milagro del pan y de los peces en forma de destinejo oficial o de «combinación» lucrativa.

Conténtate por ahora, con saber que el venerable padre jesuita mi catequizador, me puso al bautizarme, el sevillano nombre de Isidoro. No seas voluble: ámame y no me olvides: no te enamores de ninguno de esos dandies de la Hof-Adel o nobleza palatina de Viena: persuádete de que mi nobleza es por lo menos tan clara y sin la menor duda muchísimo más rancia que la de ellos.

Llegado éste a Lima, en enero de 1744, costó gran trabajo impedir que el pueblo lo hiciese añicos. ¡Las justicias populares son cosa rancia por lo visto! A los pocos días fué el ladrón puesto en capilla, y entonces solicitó la gracia de que se le acordasen cuatro meses para fabricar una Custodia superior en mérito a la que él había destruido. Los agustinos intercedieron y la gracia fué otorgada.

Allí estudiaban los hijos de las principales familias de España. La nobleza rancia y los ricos de sanos principios, recluían á sus vástagos en la santa escuela.

Vos conocisteis á mi padre, señor barón, y sabéis también lo que vale el linaje de los Clinton de Hanson.... Rancia é indiscutible nobleza y gloriosa historia. Mas no lo digo por tus blasones, hijo mío, sino por tu carencia de fortuna. Si fueras el señor de Munster, en lugar de tu bullicioso hermano.... Pero, ó mucho me engaño ó los pasos que resuenan son los de Sir Oliver.

Palabra del Dia

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