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En el sitio que ocupa el pueblo habría quizá alguna culebra domesticada, y en ese caso de aquí vendría la etimología de aquella palabra, deducción lógica, siendo como es costumbre tener en muchas casas de Filipinas grandes culebras completamente inofensivas y en domesticidad, que hacen el oficio de gatos ó perros ratoneros.

No hay duda de que, antes, un hombre que nacía en Moscú tenía muchas y muy buenas razones para ser ruso. Hoy quizá las tenga más y mejores un hombre nacido en España. ¿Me permite el lector que yo le mis opiniones sobre la cuestión social? Para , toda la cuestión social se reduce a una cosa: que el hombre no quiere trabajar y que es preciso que trabaje.

Durante no breve tiempo, la atención del público inteligente, y, sobre todo, de las pocas personas que leen en España, se fijó con tal ahinco y con tan candorosa admiración en el movimiento intelectual de Francia, y quizá de algún otro país de los que en el día se consideran al frente de la civilización de Europa, que descuidamos mucho el conocimiento de nuestros autores, y aun llegamos á mirarlos con desdén, más ó menos encubierto.

Pocos instantes después, apareció Bautista en el cuarto, de puntillas. Hola, Bautista dijo Martín burlonamente . ¿Qué te ha parecido nuestra primera aventura de guerra? ¿Eh? ¡Hombre! A , bien contestó el cuñado . A ti quizá no te haya parecido tan bien. ¡Pse! Ya hemos salido de esta.

Se le adulaba, como si sus antecedentes no se conocieran o quizá porque se conocían; entre don Raimundo y él, igualmente criminales y condenados a la misma pena por la opinión pública, había una capitalísima diferencia: la que existe entre el ladrón y el ratero, no porque el portugués se contentara con pequeños robos al por menor, que era un pez de primera magnitud, sino porque ante las hazañas de don Bernardino, quedábase en mantillas.

A la hora menos pensada verá usted retoñar en el campo los preludios de la primavera; hallará la tierra enjuta y salpicada de florecillas esmaltadas; aspirará la fragancia de los montes y de los prados, y quizá se fije en que ya es hora de mover la tierra... pinto el caso, de este huerto, y aun de cultivarle mejor de lo que se ha cultivado hasta hoy; y con esos fines, llama usted a los obreros, hasta por el gusto de pagarles el jornal; y los manda que caven; y según le van obedeciendo, se va usted emborrachando con el olor de la tierra removida, que es el olor de los olores agradables, y piensa en nuevas y variadas plantaciones, y hasta esboza un proyecto de jardín en el rincón más abrigado... Y quien dice mejorar el huerto, dice retejar la casa o reparar sus achaques interiores... en fin, que nunca faltan quehaceres al hombre que se empeña en tenerlos, aunque sea en las soledades de Tablanca... Y ¿para qué se quiere el dinero?

Esta graciosa y pequeña planta, conocida ya en la antigüedad, tiene propiedades bastante limitadas, lo cual justifica quizá el olvido en que cayó; pero estas propiedades son con frecuencia tan útiles y tan patentes, segun las recientes esperimentaciones, que hemos creido conveniente dar á este medicamento un lugar en esta obra. § II. Efectos fisiológicos y terapéuticos.

Su energía pulmonar, sin entonación musical, como un grito primitivo, me produce una embriaguez y una emoción superior a todos los poemas. Todas las galanterías y todas las finuras que me dijo de novio en los salones me parecen ahora insignificantes y artificiales ante ese grito estupendo con que lanza mi nombre a los aires libres del campo. Quizá me estoy volviendo un poco salvaje.

Este mismo género de transformación lo han sufrido quizá hombres más instruidos, cuando han visto desvanecerse su fe o su amor; sólo que en vez de concretarse a un oficio y a un montón de guineas, han proseguido alguna investigación erudita, algún plan ingenioso, o alguna teoría bien ingeniada.

Fue, como ya sabemos, una de las que contribuyeron a la educación y a la carrera del P. Gil; pero en la deserción que se operó en el rebaño de D. Narciso a la llegada de aquél, permaneció fiel a su pastor. Quizá ayudase a mantenerla firme la huida de Obdulia, de quien ella tenía, según fama, unos celos rabiosos, y por lo visto no le faltaba razón.