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Actualizado: 12 de junio de 2025
Pero los dos jóvenes brahmanes, que acompañaban a Morsamor y que eran muy decididos, pasaron desde la fortaleza al otro lado del foso, y gritando en medio de la turba, le quitaron el miedo y la persuadieron de que eran aliados y amigos los que abrían el paso y los que reclamaban su apoyo para terminar aquella grande obra.
A Fortunata no se le ocurría nada que responder a estos disparates. «Porque tú has padecido... ¡pobrecita! Buenas perradas te han jugado en esta vida. La pobre siempre debajo, y las ricas pateándole la cara. Pero déjate estar, que el Señor te arreglará, haciendo justicia y dándote lo que te quitaron.
Los congresistas, al rehacer el mapa, dieron más terrenos á unos países y se lo quitaron á otros, fundándose en antecedentes históricos, geográficos y étnicos. Fué un trabajo de gabinete semejante á los que hacemos en la Universidad, é inspirado por la mejor buena fe.
22 Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar ninguno; y quitaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y edificó el rey Asa con ello a Geba de Benjamín, y a Mizpa. Con todo eso en el tiempo de su vejez enfermó de sus pies. 24 Y durmió Asa con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David su padre; y reinó en su lugar Josafat su hijo.
Pero en el confesonario de enfrente había una joven también vestida de negro con la cara pegada a la ventanilla. Esto era ya grave. Así lo entendieron los fieles, y por eso, pecando contra el tercer mandamiento, no les quitaron ojo mientras duró la confesión. El cura tenía abrazado al joven, de suerte que los asistentes no podían observar más que sus piernas, que no decían nada.
Porque has de saber respondió la niña: Que en el monte Calvario las golondrinas le quitaron a Cristo las cinco espinas. En el monte Calvario los jilgueritos le quitaron a Cristo los tres clavitos. Y los gorriones, ¿qué hacían? preguntó Anís. Los gorriones respondió su hermana , nunca he sabido que hicieran más que comer y pelearse.
Asistido por uno de los capitanes, procedió á despojar á Martínez de sus adornos de gloria, después de colocarlo junto á la otra espada. Fué como una degradación. Le quitaron su kepis, luego las condecoraciones, el cordón rojo que pendía de su hombro, la correa avellanada que cruzaba su pecho, el cinturón del mismo color que oprimía su talle.
Sacaba después diferentes líos de papel que contenían monedas de oro, y trasegaba algunas piezas de uno en otro apartadijo. Entonces solían oírse frases sueltas como éstas: He tomado treinta y dos reales para el refajo de la Mariuca.... A Tanasio le he puesto los seis reales que se le quitaron.... Sólo nos faltan once duros para los quinientos....
Pero ¡ó barbaridad inaudita! no fué así, pues con opróbio de la misma racionalidad, y menosprecio del adorable Sacramento, de las sagradas imágenes, y de toda la corte celestial, se convirtió el templo en cueva de facinerosos, que con sacrílegas manos quitaron la vida al cura y á cinco sacerdotes, pasando á cuchillo mas de 1,000 personas, entre hombres, mugeres y criaturas, quedando el santuario convertido en pielago de sangre inocente, y salpicados con ella los altares.
Se atrevió a ser magnánimo, sin miedo a que lo abandonase la soldadesca, que quería que fuese cruel. Su compañero Allende tuvo celos de él, y él le cedió el mando a Allende. Iban juntos buscando amparo en su derrota cuando los españoles les cayeron encima. A Hidalgo le quitaron uno a uno, como para ofenderlo, los vestidos de sacerdote.
Palabra del Dia
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