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Actualizado: 13 de noviembre de 2025
16 Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro. 18 su alma abominó toda vianda; y llegaron hasta las puertas de la muerte. 19 Mas clamaron al SE
Por mí, yo podría haberme estado así siglos enteros, dando vueltas alrededor de ella sin animarme nunca a decirle nada; pero, cuando el viejo se deslizó dentro de la pieza con la agilidad de un hurón, gritando: «¡Vamos! ¡el pastor está esperando!...» me enfurruñé, como si eso hubiera contrariado mis intenciones. Ofrezco el brazo a Yolanda... Ábrense de par en par las puertas.
Luego, abandonando el piano, abrió una tras otra todas las puertas de los camarotes que daban al salón. En la del dormitorio del capitán se detuvo, sin querer pasar del umbral, sin soltar el picaporte de bronce que mantenía en su diestra. Ferragut, detrás de ella, la empujaba con suave traición, repitiendo al mismo tiempo sus caricias en la nuca.
En el año 1377 fué restaurada la puerta principal del recinto esterior de la mezquita, llamada del Perdon. De esta obra, hecha segun el estilo árabe-africano, tan grato á la corte en tiempo de los Enriques, hablaremos detenidamente al tratar de la decoracion mixta de otras puertas. Capilla de S. Agustin.
Las calles están solitarias; de algunas tiendas, acá y allá, se escapan resplandores mortecinos. Las puertas aparecen cerradas. Se oyen de cuando en cuando los golpes de los aldabones. Una puerta se abre, torna a cerrarse. Este es un casino amplio, nuevo, cómodo. Está rodeado de un jardín; el edificio consta de dos pisos, con balcones de piedra torneada.
El abuelo no le hablaba jamás. El niño, entretanto, vagando por el caserón, miraba por los vidrios a los muchachos que jugaban en la plazuela, subía a la estancia de labor en el último piso de la torre, o bajaba a la cuadra de los pajes, en el corral, para llevarles algunas golosinas que apartaba de sus propias colaciones. Ellos, al verle aparecer, salían a las puertas, sonrientes y famélicos.
Graves cariátides custodiaban las puertas de marfil en la actitud del cilenciario.
Tu eres loco, y si lo fueras a solas y dentro de las puertas de tu locura, fuera menos mal; pero tienes propiedad de volver locos y mentecatos a cuantos te tratan y comunican; si no, mírenlo por estos señores que te acompañan. Vuélvete, mentecato, a tu casa, y mira por tu hacienda, por tu mujer y tus hijos, y déjate destas vaciedades que te carcomen el seso y te desnatan el entendimiento.
El rio es libre para todo el mundo y los cargamentos descienden sobre los botes desde las puertas y ventanas de los almacenes que dominan el Támesis en incalculable número.
Lo grave era que, el callar doña Manuela a su hijo el clérigo esta última consideración, era ya prueba de excesiva docilidad. Pepe aguardó impaciente hasta el miércoles de aquella semana, que era día festivo, y mientras se vestía estuvo en su cuarto atento a los ruidos que escuchaba, deseoso de colegir, por el rumor de los pasos y el abrir y cerrar de puertas, si iría también a misa su madre.
Palabra del Dia
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