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Un poco de buen sentido, Magdalena dijo la abuela. Ya me haces incurrir en cosas bastante extraordinarias sin llegar a ofrecer a nadie mi nieta... ¡Ah! qué débil es el corazón de una abuela... Por cariño a ti, me veo metida en la más tonta historia que he visto jamás... La culpa es de las solteronas... Las abomino...

161 SIN Príncipes me han perseguido sin causa; mas mi corazón tuvo miedo de tus palabras. 162 Me gozo sobre tu dicho, como el que halla muchos despojos. 163 La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo. 164 Siete veces al día te alabo sobre los juicios de tu justicia. 166 Tu salud he esperado, oh SE

Con este motivo de la carne, Aguado disertó sobre un tema que en el pueblo era por aquel tiempo casi inaudito, de gran novedad por lo menos; abominó del cocido; achacó la falta de vigor nacional a la carne cocida y a la poca carne frita que se come en esta pobre España, etc., etc. Dicho y hecho. Hubo una revolución en aquella casa.

Por mi parte, digo que le aborrezco, que le abomino; que sin piedad le mataría, que me bebería su sangre... Adiós, me voy. ¿Te vas? : no quiero estar más en esta casa. Pero hombre, estás tonto. Si te he traído aquí para que me ampares.

16 Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro. 18 su alma abominó toda vianda; y llegaron hasta las puertas de la muerte. 19 Mas clamaron al SE

El compañero Luna ha dicho esto, el compañero Luna ha hecho lo otro; y yo ocultaba a la gente de la casa que el tal compañero fueses , adivinando que tantas locuras acabarían mal, forzosamente mal.... Después... después vino lo de las bombas. Nada tuve que ver en ello dijo Gabriel con voz triste . Yo soy un teórico: abomino de la acción, por prematura e ineficaz. Lo , Gabriel.

Pero ¿a qué tales aspavientos, Gabriel? ¿No es eso un pedazo de palo? ¿A quién perjudicamos apoderándonos de sus joyas? ¿No roban los ricos y todos los que poseen algo? ¿Por qué no hemos de imitarles? No me asusta el robo, porque no creo en la propiedad ni en la santidad de las cosas; pero por esto mismo abomino de la apropiación particular y me opongo a ella. ¿Para qué queréis apoderaros de eso?

Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje, ya me son odiosas todas las historias profanas del andante caballería, ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído, ya, por misericordia de Dios, escarmentando en cabeza propia, las abomino. Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron, sin duda, que alguna nueva locura le había tomado.

No es funesto don la luz de mi inteligencia, ya que alumbra su imagen; no es funesto don mi memoria inmortal, ya que su recuerdo vive en ella. Abomino del reposo, de la extinción que él busca y desea, y prefiero un tormento sin fin, con tal de que viva en el rastro del amor que me tuvo.

Wágner es el último romántico, cierra una época y pertenece al pasado. Nietzsche tuvo empeño en demostrar su origen polaco y abominó de Alemania, país, según él, de burgueses pedantes. Su eslavismo era tan pronunciado, que hasta profetizó el aplastamiento de los germanos por los eslavos... Y no quedan más.