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Si con esto acabára nuestro daño, Pudieramos llevallo con paciencia, Mas ay! que se ha de dar, si no me engaño, De que muramos todos, cruel sentencia. Primero que el rigor barbaro estraño Muestre en nuestras gargantas su inclemencia, Verdugos de nosotros nuestras manos Serán, y no los perfidos Romanos.

En la vida hay muchos disgustos, es cierto, pero entre unos y otros Dios nos concede algún respiro y si lo aprovechásemos para ser felices, para vivir alegres, acaso las calamidades nos hallaran más fuertes y pudiéramos soportarlas mejor y sabríamos cuando llega la ocasión mostrarnos valerosos como mi hermano, que no ha sido ante su desgracia ni un cobarde ni una fiera

No es maleja la posada inmediata á la puerta del oeste, contestó el glotón, y bien pudiéramos aplacar el hambre antes de ir á saludar al príncipe, porque la mesa de éste, aunque cubierta de brocado y plata, no es gran cosa para gentes de mi apetito, ni Su Alteza tiene la menor simpatía por sus superiores.... ¿Sus superiores? En la mesa y con el tenedor en la mano, quiero decir.

Antes de que ella hubiera asegurado la puntería, saludó graciosamente y gritó: «¡No puedo matar a la que he besado!» y sin que Antonieta o yo pudiéramos impedírselo, apoyó la mano sobre la barandilla del puente y saltó ligeramente al foso.

Detuviéronse en cierta calle, tan solitaria como sucia, frente a una casa de pobre apariencia con tosco corredor de madera. Pablito miró a todos lados por precaución, y dejó escapar un silbido suave y prolongado con la maestría que le caracterizaba en este ramo del saber humano. Después dijo mirando con inquietud al farol que ardía unos cincuenta pasos más allá: ¡Si pudiéramos apagar ese farol!

Lo cual es tan verdad, que no me dejaría mentir ni decir cosa en contrario todo ese enjambre de autorzuelos, a quienes pudiéramos aplicar los tercetos del rey de Artieda: «Como las gotas que en verano llueven, Con el ardor del Sol, dando en el suelo, Se convierten en ranas, y se mueven: Con el calor del gran señor de Delo Se levantan del polvo poetillas Con tanta habilidad, que es un consuelo».

Ni valen para este delicado asunto las cartas de recomendación.... Es verdad que nada de eso vale. ¡La distancia, la distancia!... Si pudiéramos traer aquí a Navarra.... Llevaremos allá a Madrid. ¿Cómo? Sr. D. Felicísimo dijo Salvador levantándose , me marcho a Navarra. ¡Usted!... ¿cuándo? Lo más pronto que pueda. Depende de los medios que encuentre.

Al separarse se vieron los dientes bien señalados en sus mejillas. Concha agarró una caña y la tiró a la cabeza del bárbaro, sin lograr acertarle. Pero su tío, indignado, comenzó a echar bravatas y sacó una navaja. Afortunadamente, se detuvo lo bastante para que pudiéramos intervenir y sujetarle. Imaginé que no tenía voluntad muy decidida de sacarle las tripas al inglés, aunque bien lo repetía.

Si pudiéramos lograr que los Materialistas, y Deistas de estos tiempos se parasen á contemplar estas verdades, que son muy ciertas y muy claras, acaso volverían en , y dexarían su torpe halucinacion, pues no conocen que toda su vida son como los niños, que nunca piensan mas que en lo que tienen presente, porque son solo sensibles, y no exercitan la razon, ni son capaces de la buena Lógica.

La ulterior satisfaccion que en tal caso pudiéramos desear, nos es imposible alcanzarla, en no viendo intuitivamente la esencia infinita donde se halla la primera y la última razon de todo.