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Actualizado: 31 de agosto de 2025
Es en Bingen que comienza la extraordinaria region de las montañas vólcanicas, y donde el Rin adquiere ese carácter prodigiosamente romántico que lo hace provocar la curiosidad de todos los viajeros.
Lo que pasó por el alma de Isagani era indescriptible: ira, celos, humillacion, resentimiento rugieron en su interior; hubo un momento en que deseó que el teatro se desplomase; tuvo ganas violentas de reir á carcajadas, de insultar á su amada, provocar á su rival, armar un escándalo, pero se contentó con sentarse lentamente y no dirigirla jamás la mirada.
Lentamente volvían a la sala donde estaba el balcón, mientras en el comedor sonaban carcajadas saludando la aparición del barbero, envuelto en su lujosa bata. Cupido sacaba partido de la situación para provocar la risa, y recogiéndose la cola y atusándose las patillas, braceaba cual una tiple en una romanza dramática cantando de falsete.
Mil enhorabuenas respondió la marquesa entre burlona y picada por esa felicidad; pero crea usted que no era la cosa para tanto. Verá usted cómo, aunque pecadora, me atrevo a confesar aquí el motivo de mi visita, y sin escándalo de nadie. Don Santiago estaba en ascuas con las crudezas de su mujer, y no sabía cómo disculparlas sin provocar otras más incisivas.
Correrla en compañía de un par de náuticos, era provocar á todo bicho viviente, hundir á cales cuanto sombrero alto se viese sobre cabeza de aldeano, llegar á regiones inexploradas, tocar todo lo prohibido, buscar por entradas difíciles salidas imposibles, volver, en fin, á casa desgarrados y sucios, muertos de fatiga, cubiertos de cardenales y sangrando por las narices.
Su diligencia pasmosa trocábase en dejadez; y como las madres la reprendieran, no les respondía nada cara a cara; pero en cuanto volvían la espalda, dejaba oír gruñidos, masticando entre ellos palabras soeces. A este periodo seguía por lo común una travesura ruidosa y carnavalesca, hecha de improviso para provocar la risa de algunas Filomenas y la indignación de las señoras.
Hace algún tiempo, como recordarán de fijo mis lectores, estuvo á punto de provocar un conflicto, por haber solicitado del jefe de la estación naval el inmediato desembarco de tropas, sin otra causa que haber ocurrido varios desórdenes sin importancia en Guantánamo.
Cuando Antonia se quedaba en su cuarto y Amaury preguntaba por ella, bastaba aquella simple muestra de interés debido a la amistad para provocar una respuesta agria y desabrida. Cuando Antonia estaba presente y a Amaury se le ocurría mirarla, poníale mala cara Magdalena, y le hacía bajar con ella al jardín.
Este afán de separarse de la corriente, de romper toda regla, de desafiar murmuraciones y vencer imposibles y provocar escándalos, no era en ella alarde frío, pedantesca vanidad de mujer extraviada por lecturas disparatadas; era espontánea perversión del espíritu, prurito de enferma. Mucho perdió el primo Sebastián con aquella restauración de la iconoteca familiar.
Encorvado hacia el suelo y con las manos en las rodillas, parecía agobiado por un gran peso invisible, y sus facciones, tan expresivas y gesticulantes, en las que cada gesto subraya una malicia propia para provocar la risa, tenían en aquel momento una expresión trágica, por lo mismo que no era la acostumbrada. Le preguntamos la opinión del médico.
Palabra del Dia
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