Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 31 de agosto de 2025


Si mi conciencia no dominara casi siempre en los arrebatos de la pasión, habría cogido a lord Gray y le habría arrojado al mar... Hícele luego mil preguntas, di vueltas y giros sobre el mismo tema para provocar su locuacidad; nombré a innumerables personas, pero no me fue posible sacarle una palabra más.

Si airado un padre forma llanto ó queja, No para provocar el pueblo á risa Le interrumpa el plebeyo, que graceja; Que así nuestra piedad, por tan preciosa Obligación, socorre al afligido, Como naturaleza nos lo avisa... El adversario más encarnizado y constante de las comedias y del teatro de su tiempo, fué Cristóbal Suárez de Figueroa.

Su rostro movible; su cuerpecillo inquieto; sus ademanes de artista cómico, solían provocar entre los alumnos ciertas sonrisas de buen carácter, porque no era posible ver y oír a don Pío, sin encontrarse dominado por la idea de que aquel hombre, sincero hasta el fondo de su alma, representaba sin embargo una comedia.

Sin provocar más la furia del populacho, y sin tratar tampoco de huir, el anciano miraba con serenidad y calma a los que le ofendían, manifestando en sus miradas, no indignación, sino dulce y resignada tristeza. Aquel grave modo de sufrir la injuria, así como el valor pasivo de que el anciano daba pruebas, contuvieron por algunos momentos la furia del populacho.

Muchachos con pliegos de colores voceaban las décimas y cuartetas, alegres y divertidas, para las máscaras, colecciones de disparates métricos y porquerías rimadas, que por la tarde habían de provocar alaridos de alegre escándalo en la Alameda.

Pero llegó un momento en que advirtió claramente que Soledad tenía celos de ella, y se propuso provocar lo más pronto posible una explicación. Una tarde llegó sola á la tienda. Soledad la recibió con marcada frialdad.

Por eso el dramaturgo es incapaz de amar verdaderamente. Hay una paradoja del dramaturgo; es la misma que Diderot llamó paradoja del comediante. La emoción no se comunica, sino que se provoca. Para provocar una emoción hay que mantenerse frío. Hacen llorar los actores que saben fingir el llanto. Los que lloran de veras, hacen reír. Lo mismo con el dramaturgo.

Ni quiso prestarse a ser inerte objeto de un contrato, ni pudo oír con agrado las frases triviales, mejor o peor dichas, pero siempre falsas, con que el hombre pretende atraerse sonrisas y provocar miradas que pueda pregonar como favores.

Porque en aquel lugar, lo mismo que en el mundo de la cultura, un hombre á quien los demás escuchan con la sonrisa en los labios y dan el apellido de gracioso, tiene amplias facultades, no solamente para provocar la risa sin ofender á nadie, sino para ser importuno, molesto y hasta grosero donde y cuando le acomode, sin que á nadie se le ocurra darse por ofendido. ¿Y cuál no será la influencia de un hombre de éstos entre los que le rodean, cuando sobre su carácter de gracioso lleva la fama de sabio, como el tío Merlín?

Cumplieron éstas su cometido: hablaron con el viejo, y después de varias entrevistas se resolvieron a provocar una reunión amistosa a fin de que el asunto no fuese a los tribunales. Efectuóse ésta, después de alguna resistencia por parte de Clementina, en el palacio de su padre. Asistieron a ella, a más de las partes interesadas, el padre Ortega, el conde de Cotorraso, Calderón y Jiménez Arbós.

Palabra del Dia

acatasen

Otros Mirando