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Actualizado: 20 de julio de 2025
»Siguieron al huésped todos, de la suerte que cada uno estaba, y entrando en el aposento del tal poeta le hallaron tendido en el suelo, despedazada la media sotana, revolcado en papeles y echando espumarajos por la boca, y pronunciando con mucho desmayo ¡fuego! ¡fuego! que casi no podía echar la habla, porque se le había metido monja.
Pero como esperaba tan poco de él, quedó agradablemente sorprendido al ver que iba saliendo del paso. Se discutía la cuestión social. Mendoza repitió todos los lugares comunes que se encuentran en los manuales de Economía política, manoteando muchísimo, dando cortos paseos por delante de la silla y pronunciando las palabras con un cierto recalcamiento sonoro, de suerte que no se perdía una sílaba.
Pronunciando el aco ang bahala, emprende todos los actos de su vida; y murmurando el talagá nang Dios, arroja el primer puñado de tierra sobre los últimos restos de la que le dió el sér, ó sigue con estóico indiferentismo el féretro del fruto de sus amores, sin que jamás se le ocurra protestar ni con la lengua ni con los ademanes de su profunda y filosófica frase.
El pueblo le presta homenaje, y un capitán termina el drama, pronunciando estas palabras: Y aquí acaba la comedia Del docto ignorante Enrique, Y muerte de Ana Bolena. La aurora en Copacavana . En este drama, cuyo título significa la salida del sol del cristianismo, en el Perú, ha hecho el poeta rico alarde de su brillante fantasía.
»Ahora su sueño es febril y agitado, pero siquiera duerme, pronunciando sin cesar el nombre de Amaury. »¡Oh! ¡Yo soy culpable de todo! ¿Por qué he permitido que bailara?... Y sin embargo, si otra vez me encontrase en iguales circunstancias volvería a proceder como esta noche lo he hecho.
Cuando la fogosa oradora soltaba la sin hueso, pronunciando una de sus improvisaciones, terciándose el mantón y echando atrás su pañuelo de seda roja, parecíase a la República misma, la bella República de las grandes láminas cromolitográficas; cualquier dibujante, al verla así, la tomaría por modelo.
Mendoza rechaza la propuesta con desprecio, pronunciando palabras injuriosas contra los moriscos, y Tuzaní, Valor y Malec, sintiéndose también lastimados por Mendoza, se alejan resueltos á promover la rebelión. En el acto segundo, tres años después del anterior, la rebelión ha estallado ya, y Don Juan de Austria es el encargado de sofocarla.
El tío Correa tenía «sus letras». En su país natal llevaba ejercidas diversas profesiones, mostrándose siempre un incansable lector de diarios. Además, había asistido á muchas reuniones políticas y trabajado en las elecciones, pronunciando discursos á su modo en las tabernas del pueblo. Lo que iba á contar ahora no era un cuento.
Seguido de sus apóstoles (dos docenas de inocentes, poseedores de una audacia loca), Taboada iba pronunciando discursos contra el gobierno, que pretendía imponer á la fuerza su candidato, y contra los otros candidatos, generales que no valían más que su contrincante.
Elena hablaba con aire distraído, pronunciando palabras faltas de ilación, como si su pensamiento estuviese lejos de allí. Adivinando el ingeniero que la molestaba con su charla, fué en busca de Federico, pero éste tampoco se fijó en su persona, por hallarse muy interesado en describir á un señor los importantes negocios que su amigo Fontenoy iba realizando en diversos lugares de la tierra.
Palabra del Dia
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