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Actualizado: 14 de julio de 2025
Doña Clara, después de haber asegurado, jurado el joven, que á nadie amaba más que á ella, no le había vuelto á hablar de la Dorotea. La Dorotea era una cosa pasada, olvidada. Su deber le prohibía volver á los amores de la comedianta.
Sin embargo, si su hija fuese funámbula y trabajase en el alambre, don Carlos pondría una red debajo, aunque perdiese mérito el ejercicio. De las novelas modernas algunas le prohibía leer, pero en cuanto se trataba de arte clásico «de verdadero arte», ya no había velos, podía leerse todo. El romántico Ozores era clásico después de su viaje por Italia.
El confesor del nuevo sacerdote le prohibía ocuparse en tan poco edificante menester, y en las cartas se refleja la angustia de Lope al tener que dejar de servir a su protector, aunque no fuera más que en tales asuntos, por la escrupulosidad de conducta moral que le imponía su nuevo estado. Aquel otoño 1614 publicó sus Rimas sacras, dedicadas a su confesor.
Dejaba bienes a los hijos de sus esclavas, mestizos de otras razas, porque eran de su sangre y deseaba evitarles los sufrimientos de la miseria, pero les prohibía que usasen el apellido de su padre, el nombre de los Febrer, que se habían mantenido siempre puros de cruzamientos vergonzosos en su casa de Mallorca.
Otras veces obligaba a las penitentes asiduas de D. Narciso a examinarse de doctrina cristiana; o bien las prohibía cantar en la iglesia después de un mes de ensayos, o retiraba de los altares los paños que ellas habían bordado y aplanchado, o las arrojaba de alguna capilla donde habían sentado sus reales, etc., etc.
Al cuarto se alivió algo, y lo primero que pidió fue que llamasen a Susana; mas parapetadas las monjas en que el reglamento prohibía a las educandas entrar en la enfermería, negaron el favor.
¡Loca!... ¡idiota!... gimió Mesía limpiando su mejilla que sintió húmeda y pegajosa. ¡Vuelve por otra! A mí que soy tambor de marina, como dice la Marquesa. La dama, completamente tranquila, sonriente, se metió un terrón de azúcar en la boca. Era su sistema. Se prohibía a sí misma, por desconfianza, las dulzuras de los engaños de amor, y los compensaba con golosinas, que «se pegaban al riñón».
Los árabes en efecto no daban tormento corporal á los cristianos infractores de las citadas leyes: cuando cualquier cristiano, movido de su celo y fervorosa fé, hablaba en público contra Mahoma ó su secta, era acusado y preso, y si perseveraba en su propósito lo degollaban, sin azotarle ni darle otra pena, porque la legislacion musulmana prohibia que al que habia de sufrir pena de muerte se le diese ningun otro castigo.
Este nuevo reglamento prohibia el comercio bajo las penas mas rigurosas; por manera que los indios vinieron á verse mas esclavos que lo habian sido ántes, y á tener, en vez de un absoluto señor, dos, cuyas continuas disidencias y mala conducta hicieron mas rápida la ruina de las misiones.
Desde allí estuvieron contemplando el batallar que no cesaba dentro de las ruinas de don Celso, entre el sueño que le amodorraba y la tos que se lo prohibía, hasta que se revolvió en la cama por uno de aquellos choques, del que salió medio sofocado, con la boca y los ojos muy abiertos y acopiando el aire para respirar, hasta con las manos.
Palabra del Dia
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