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Actualizado: 4 de junio de 2025
Si por ventura recae la conversación sobre la pasión de los gatos, de los perros, de los pájaros o de los cintajos amarillos, brota un grito unánime: Gustos de solterona... En fin, última y suprema ofensa, si se quiere calificar a alguna persona profundamente inútil a la sociedad, todos proclaman: Inútil como una solterona...
El reloj de la historia señaló con campanada, no por todos oída, su última hora, y realizose en España uno de los principales dobleces del tiempo. Atención, que van a leer el papelito. D. Manuel Luxán leyó. ¿Se ha enterado usted, amiga doña Flora? ¿Acaso soy sorda? Ha dicho que en las Cortes reside la <i>Soberanía de la Nación</i>. Y que reconocen, proclaman y juran por rey a Fernando VII...
Gener en que España es madrastra y no madre de sus mejores hijos, cuyo mérito no confiesa hasta que los extranjeros le reconocen y proclaman; y que, en cambio, pone por las nubes a medianías y hasta a nulidades intrigantes.
El principal motivo dramático de La justicia en la piedad, es el siguiente: El hijo libertino de un rey de Hungría concibe una pasión violenta por la bella recién casada Celaura; se apodera de ella y de su esposo, y los encierra en un castillo. Intenta entonces violentar á la cuitada para que se abandone á él, amenazándole con matar á su esposo si se resiste más tiempo á la satisfacción de sus adúlteros deseos. Celaura lucha entonces horriblemente entre el honor y el afecto á su esposo, sucumbiendo al cabo el primero; pero á pesar de esto, mata el tirano á su cautivo para poseer sólo á su esposa, que, desesperada, pide al Rey justicia contra su deshonrador y el asesino de su esposo, siendo el Príncipe condenado á muerte. La última parte del drama está consagrada á describir el combate interior que sufre el Rey entre su amor paternal y su justicia; el Príncipe cuenta muchos amigos, á causa de algunas nobles prendas que lo adornan, deslustradas, á la verdad, por su libertinaje y pasiones violentas, cuyos amigos piden al Rey que le perdone la vida; pero el Rey opta por cumplir con su deber de juez, y ordena que sufra su pena su hijo, cuando sobreviene una sedición, y los parciales del Príncipe lo libertan y lo proclaman Rey.
En vista de lo espuesto, las aplicaciones clínicas del arsénico ofrecen pocas dificultades, y todos los casos de curacion obtenidos por este medio en todas las escuelas proclaman altamente el carácter de su accion. Es sensible que los profesores modernos no hayan tenido todos el buen juicio de servirse de este medicamento en enfermedades mortales con harta frecuencia, como el cólera por ejemplo.
Madre España, por tu gloria, por el brillo de tu historia, por tu hazaña de tres siglos en la tierra de mi amor, por la sangre que vertiste en las Américas, por tus luchas tan homéricas, por la gloria de tu enseña bicolor, hoy levanto la ideal copa de mi canto, mientras dicen mis hermanos, los poetas, en estrofas peregrinas: ¡viva españa en Filipinas! ¡viva España y su memoria...! y proclaman las trompetas de la gloria tu mirífica victoria.
Nada de estraño sería que los poetas elogiasen su lenguaje, pero cuando los mas eminentes prosistas proclaman su superioridad, preciso es reconocer que hay en él algo de verdaderamente sublime, y que por lo menos, no se le debe juzgar sin haberle estudiado antes.
Las elecciones de presidente y ministros se hacen del modo mas patriótico y tranquilo: la Suiza no conoce esa libertad tumultuosa que otros pueblos proclaman equivocadamente: en Suiza es pública la vida de todos los ciudadanos: el que mas ama la justicia y la libertad, el que mas se acerca al buen ciudadano, es elejido y votado por la Asamblea, que representa el pueblo.
Palabra del Dia
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