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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Los vendedores de la tierra pasaban ofreciendo cajas de cigarros empapelados de plata, con las marcas más famosas de Cuba, a pesar de que procedían de las fábricas de Tenerife. A cada momento abordaban nuevas barcas al trasatlántico cargadas de fardos. Sus conductores subían la escala con agilidad simiesca, y tendiendo una cuerda izaban las mercancías, estableciendo a continuación un nuevo puesto.

Al mismo tiempo, la marquesa, desde que conocía a la Esfinge, ardía en curiosidad de saber de dónde procedían las intimidades de Guzmán con aquella singular familia; pues estaba segura de que a su amigo le sobraba siempre el dinero, y no podían ser necesidades de esta clase los motivos del conocimiento.

Estas ideas, que quizás procedían de un fenómeno espasmódico, la confortaron; pero al salir volvió a sentirse acometida del miedo. ¡Si por acaso el enemigo se le aparecía...! Porque Mauricia le había dicho que rondaba, que rondaba, que rondaba... ¡Aquí de la Virgen! Pero ¡qué cosas! ¡Si María Santísima protegía ahora al enemigo!

Pensara Roussel lo que quisiera, las cartas procedían efectivamente del hijo de Bobart; había, pues, existido un amorcillo entre Herminia y él, y este solo pensamiento le exasperaba. Y, no obstante, no podía imaginar siquiera a la Virgen del Bordado cambiando amores tiernos con aquel húsar.

Doña Paula tampoco podía venir. Hacía tiempo que estaba delicada. Los médicos creían que su malestar y decaimiento procedían de algún trastorno en la circulación, una afección cardíaca, que podía con el tiempo ofrecer caracteres graves, aunque por entonces no los presentase. Cecilia había querido durante el viaje ayudar a su cuñado a soportar el fardo.

Procedían éstas de todos los objetos, de todas las ilusiones, de todos los recuerdos, de mil fuentes diversas que manaban á un tiempo una corriente sin fin. Vínole al pensamiento no qué fragmento de historia, con el cual se unía la imagen de un obispo de Astorga, tan testarudo clérigo como intrépido soldado.

Las columnas de los templos helénicos sumergidos en el golfo de Nápoles y vueltos á la luz por un levantamiento del suelo aparecían atravesadas de parte á parte por este diminuto perforador. Gritos de sorpresa y nerviosas risas llegaban de pronto hacia Ferragut. Procedían de la parte del Acuario donde estaban los estanques de los peces.

Los monarcas de Nápoles habían sido las más de las veces extranjeros que residían lejos y gobernaban por delegación. Las mejores calles, los palacios, las fontanas monumentales, procedían de los virreyes españoles. Un soberano de origen mixto. Carlos III, castellano de nacimiento y napolitano de corazón, había hecho lo mejor de la ciudad.

Petulancia, sentimentalismo, vanidad, tristeza, todo esto se fundía en mi alma, haciéndome creer unas veces que era un héroe y otras un desdichado. Mis penas procedían de Dolores. Yo hubiera querido identificarme con ella, saber sus pensamientos más íntimos, penetrar en su alma. Sueño irrealizable. Siempre había en ella una reserva, un temor de dejar su espíritu al descubierto.

Cambiáronse dos disparos, sin que sufriesen daño alguno los contendientes, aunque se dice que un chino que pasaba recibió desgraciadamente en las pantorrillas varios perdigones que procedían de la escopeta de dos cañones del coronel. Así aprenderá John a ponerse, en lo sucesivo, fuera del alcance de las armas de fuego.

Palabra del Dia

ancona

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