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Actualizado: 6 de septiembre de 2025


Algunos eran muchachos honrados que pretendían abrirse paso en la tauromaquia para sostener a sus familias con algo más que el jornal de un obrero. Otros, menos escrupulosos, tenían fieles amigas que trabajaban en ocupaciones indeclarables, satisfechas de sacrificar el cuerpo para la manutención y adecentamiento de un buen mozo que, a creer en sus palabras, acabaría por ser una celebridad.

Eran dos criaturas sin experiencia, demasiado sensibles... como yo. Todo, seguramente, hubiera ido bien. La culpa fue de Zoraida. Ellos pretendían verse a solas, en secreto... Pero sólo por idealismo ¿sabes? por exceso de idealismo, sin malicia ninguna, eso te lo puedo jurar. Si yo creo que José Luis nunca llegó ni a besarla. Con mirarla, nada más, parecía que no cabía en de felicidad.

Las primeras noches intentaron algunos chuscos divertirse a costa suya; pero advertidos de que tenía mal genio, le dejaron en paz; en cambio, los señoritos que pretendían acercarse a Cristeta solicitaban su conversación, llamándole don o señor de; y él, no acostumbrado a que gente tan bien vestida le tratase de igual a igual, acabó por creer que para codearse con personas finas era necesario andar entre bastidores.

Con su asistencia y pertinacia alcanzaron al fin lo que pretendian, porque los Griegos después de largos siete meses de sitio, creció en ellos el desprecio de sus enemigos, y al mismo paso el descuido de guardarse. Las centinelas eran pocas, y esta no muy ordinarias.

El camargués refería que regresaba de Nimes, citado por el juez de instrucción con motivo de un garrotazo que había dado a un pastor. En Camargue tienen sangre viva. ¿Pues y en Beaucaire? ¿No pretendían degollarse nuestros dos boquereuses a propósito de la Virgen Santísima?

Desde mi infancia, siempre decir que eso era la «licencia de Cliff», pues ciertas personas pretendían que, por decirlo así, ése era el momento en que el demonio dejaba de asarlo. Eso es lo que me contó mi padre, que era un hombre de buen sentido, bien que ahora haya personas que sepan lo que pasó antes que ellas nacieran mejor de lo que entienden sus negocios.

Estos espejos fueron cubiertos con un velo verde para impedir el uso de los derechos de domicilio que allí pretendían tener todas las moscas de la calle.

También era ya tarde, y viose precisado a detenerse frente al Veloz-Club, entre el remolino que allí se iba amontonando, de lujosos trenes que volvían de la Castellana y humildes simones que pretendían inútilmente cruzar de un lado a otro. Butrón quiso volver atrás y salir por cualquiera bocacalle a la Carrera de San Jerónimo.

Resultaban buenas para los capitanes miedosos, incapaces de salir de los puertos si no llevaban á la vista una escolta de torpederos, y cuyas tripulaciones, al menor incidente, pretendían echar los botes al agua, refugiándose en la costa. El se creía más seguro yendo solo, confiado á su pericia, sin otro auxilio que su profundo conocimiento de las rutas del Mediterráneo. La petición fué atendida.

Sin su consentimiento, y casi a pesar suyo, su joven hermana le prestaba los más asiduos cuidados sin que la Condesa sospechase la causa, queriendo aquélla al menos, si no podía salvarla, ocultarle hasta el último momento el golpe fatal que la amenazaba; porque los médicos de Granada, que pretendían no engañarse, habían anunciado que la Condesa no sobreviviría al otoño, y corría a la sazón el mes de septiembre.

Palabra del Dia

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