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Actualizado: 6 de septiembre de 2025
Digo que eran muchísimas las mujeres convencidas de que los hombres gobernaban mal, pero que únicamente pretendían colaborar con ellos, participando de dicho gobierno. Se daban por contentas con que el tirano les dejase un hueco á su lado, cediéndoles una pequeña parte de su soberanía.
Todos se lanzaban en las más extravagantes conjeturas, aventuraban las hipótesis más osadas, pero no por eso estaba nadie más adelantado. Unos hablaban de amor desgraciado, otros de amor demasiado feliz, y otros pretendían absolutamente haber dicho siempre, desde mucho antes, que Olga concluiría mal, seguramente.
Toda la civilizacion asiática, como la judía, como la griega, como la romana, como la feudal, pretendian explicar el cuerpo por el alma, la materia por el espíritu, la criatura por el criador.
Pero se les haría saber que, para adquirir propiedad de los terrenos que ocuparen, y para que nadie pudiera desposeerlos de ellos, habían de presentarse al gobernador pidiendo el terreno que pretendían ocupar; y siendo proporcionado a sus fuerzas, y no estando ocupado con título de propiedad por otro, se les podría despachar título condicionado de propiedad, encargándoles que dentro de tres años habían de tener en él las plantas de yerba, de naranjos, limones, duraznos, algodón, caña de azúcar y demás que al gobierno parezcan convenientes; y de no tenerlas en el término de los dichos tres años, podría otro cualquiera pedirlas, y le serían dadas; pero, si las plantase y tuviese como debía, a los tres años se le daría título de propiedad absoluta para él, sus hijos y descendientes, y para que la pudiera vender o enajenar como mejor le estuviera, y que adquirida la propiedad de un sitio pudiera pedir en la misma forma otro, que no se le negaría.
De modo, dijo la señora de Freneuse, que esa desgraciada mujer por quien hiciste tantas locuras y á la que pretendían que habías matado, está viva... Vive y está en Londres. Anoche cantó en Covent-Garden y asistí á la representación con mis amigos. En un palco oscuro y con la cara pintada como un actor para que nadie me reconociese, pasé la velada en presencia de Lea Peralli.
Mientras su hermana y algunas otras personas se lo presentaban como un perfecto caballero, un hombre de buen fondo, extraviado por las malas compañías y la lectura de libros impíos, otras, que también pretendían conocerle desde la infancia, lo pintaban como un ser avieso, mal intencionado, riendo siempre de las desgracias y las flaquezas del prójimo, insolente y agresivo de palabra, ya que de obra no podía serlo por su natural débil y enfermizo.
A que replicándole el Padre: como podia ser eso, cuando el Rey lo habia enviado solo á ese fin, por el cual se habia arrojado á los peligros de tantos males, hasta llegar á sus tierras; y que eso mismo, y no otra cosa, pretendian el Sr. Gobernador, los Maestres de campo y capitanes? Respondió el cacique: "No dudo de eso que dices; lo que se duda es que los españoles quieran paz, que sea paz.
Yo recuerdo haber visto cierto día una rama de sauce desgajada del tronco por la tempestad de la noche, flotando a la mañana sobre las aguas desbordadas del Saone. Un ruiseñor hembra empollaba todavía en su nido flotante, mientras el macho revoloteaba sobre las aguas espumosas que pretendían tragarse aquella dulce mansión de amor.
Contra su costumbre, quedóse un buen cuarto de hora pensativo mirando rodar las bolas de marfil sin verlas. Don Feliciano se había ido. Al fin su robusto temperamento sanguíneo se sobrepuso a aquellas nerviosidades insanas que pretendían turbarle. Alzóse del asiento.
Arcediano de Aliaga y Segovia. Estos comisionados no se descuidaron en agitar la materia, pues en el cabildo del 17 del mismo mes ya hicieron relacion de que habian conferenciado con los diputados; que estos pretendian la capilla, donde está ahora la de San Benito, por su proximidad á la pila donde fue la Santa bautizada, y que la fiesta se habia de hacer en la misma capilla; que los diputados habian de estar con sillas y almohadas, y el cabildo en el coro ó en bancos, como estaba en los aniversarios del arzobispo D. Fernando.
Palabra del Dia
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